segunda-feira, 15 de junho de 2009

El deber a una lengua

A pesar de que hay quien dice (y me conoce bien, creo, lo cual me da que pensar) que no soy nacionalista, me defino como tal.

Hay muchas formas de nacionalismo, muchas maneras de entenderlo y practicarlo. En mi caso, mi sentimiento nacionalista no me lleva a despreciar al otro ni a pensar que sólo lo mío es válido, sino a sentir que es tan válido y merece tanto respeto y consideración como lo ajeno.

Y ahora, con el tema de la lengua, en mi caso han tocado hueso.

Yo soy gallego-hablante por convicción. Fui criada y educada en castellano. Mis abuelos, cuya lengua materna era el gallego, se esforzaron en educar a sus hijos y a sus nietos en la lengua predominante para evitarles (y evitarse) desprecios, molestias y problemas. Pero el gallego siempre estuvo presente en casa, porque entre ellos, mis abuelos, mis tíos, los vecinos, siempre se comunicaban en gallego; y eso deja huella.

Llegó un momento en la vida de algunos de mis hermanos y primos (entre los que me incluyo) en el que decidimos (y aquí el aspecto sentimental, el recuerdo de mis abuelos, creo que es lo que más peso tuvo) escoger el gallego como primera lengua. Esa decisión en mi caso tiene fecha, el 1 de julio de 1997.

Y esa elección, como era de esperar, me ha traído más de un problema y ha exigido más de una argumentación (que he dado con mucho gusto a quien la ha pedido desde el respeto).

Y ahora mi opinión personalísima:
Creo que es una OBLIGACIÓN de los gallegos conocer su lengua y ser capaces de expresarse en ella (igual que lo es conocer el español) y, partiendo de esa premisa, después cada uno que se exprese en lo que más le guste o le apetezca.

Y, por otra parte, no conozco (que no digo que no los haya) a ningún gallego de mi generación y posteriores que no sepa hablar y escribir en castellano y mucho menos que no lo entienda. En cambio la lista de los gallegos que no saben hablar ni escribir en gallego no es corta.

¿Esto no significa nada? ¿Realmente no importa?

11 comentários:

Portarosa disse...

La obligación de hablar una lengua, cualquiera, sólo la justifico como una decisión práctica que toma la Administración en aras de una buena convivencia. Es decir (y me repito), por una cuestión práctica: para que una sociedad funciones, la gente tiene que entenderse (bueno, aunque lo de entenderse es demasiado pretencioso...).

Si hablamos de obligación moral, de deber para con nuestra cultura, pueblo, nación, etc., no estoy de acuerdo.
La lengua, como toda parte de la cultura, por importante que sea, está ahí para nosotros. A nuestro servicio. Y, como creo que su utilidad es grande, que hay que recetar mucha cultura, bienvenidas las medidas que la fomenten, la mejoren y nos la acerquen... para que hagamos el uso de ella que queramos.

Un saludo.

Luna disse...

Buenos días:
El tema me parece interesante.
Creo que el problema de las lenguas es una bobada como tantas otras que tenemos por aquí.
Si vives en una zona que tiene dos lenguas ¿Por qué no hablarlas y escribirlas corretamente las dos?
Si no se hace, es un empobrecimiento y una pena.
En mi caso, vengo de dos idiomas y nunca he tenido ese problema; al contrario, mis hijas hablan tres y creo que es enriquecedor y no limita para nada.
He ido desde pequeña a Galicia y en las zonas rurales, se hablaba y sin embargo en las capitales, hablar el gallego, era ser paletos.

¿O no?


Besos

Calamidad disse...

Pues iba a decir lo mismo que ha dicho ya Luna (respecto a las lenguas, no a las hijas, :D).

¡Ojalá tuviera yo dos (tres y las que fueran) lenguas maternas! En Barcelona tengo una conocida que es inglesa de nacimiento. Sus padres son ingleses afincados en la ciudad condal. Para más inri son intérpretes con lo cual en su casa se hablan no sólo castellano y catalán. Por supuesto se habla inglés y de vez en cuando, cuando se tiran algún trasto a la cabeza, empiezan a salir palabros en otras lenguas y entre ellos se lo entienden todo. ¡Es alucinante!

Beso bien fuerte.
Cal.

morelli disse...

Hablar una lengua u otra es un derecho del individuo.

Las lenguas no tienen derechos.

Por eso no comparto la obligación de conocer una lengua, no más que la obligación de saber calcular una estructura un ingeniero o de saber cocinar un cocinero. Y este deber lo dicta la necesidad. No es lo mismo que alguien esté en la ventanilla del inem y no sepa expresarse en gallego (y en castellano) que un arquitecto, en el ejercicio de su profesión no conozca o hable más que una lengua. Allá el.


Hay una lectura que nadie quiere hacer (ningún partido político): la política de normalización lingüística ha fracasado, pues cada vez menos gallegos tienen el gallego como su primera lengua.

No comparto la decisión de que los padres elijan que su hijo no aprenda gallego en el colegio. Me parece una burrada. Pero me parece más burrada imponer lo contrario desde la administración.

Las lenguas surgen de situaciones históricas y económicas concretas. Las situaciones históricas y económicas que vieron nacer al gallego se están extinguiendo.
Y no creo que sea viable sostenerlas artificialmente.

Creo que para que una lengua tenga futuro tiene que ser útil en la vida real, en la vida cotidiana.

Tiene que tener ventajas frente a la lengua con la que compite.
Y aquí, amiga mía, la única ventaja es que pueda ser un puente hacia el mundo lusófono.

Pero claro, esto supone abrir el melón cultural de este país, y dejar que, en vez de contaminarse de la cultura española se contamine de la portuguesa.

¿Está una parte del nacionalismo gallego dispuesto a dar ese giro o quiere seguir gestionando su particular chiringuito cultural?

Lo de tomar la determinación de hablar gallego es un tema generacional. Yo fuí educado en castellano íntegramente, por mis padres y por la escuela. Con mis abuelos tenía muy poco contacto.

Cuando entré en la universidad decidí empezar a tomar los apuntes en gallego. Y poco a poco fuí habituándome a hablarlo. A pesar de no haberme educado en gallego nunca tuve ningún problema para entenderlo.

Por cierto. Creo que ser nacionalista gallega es infinitamente mejor que ser nacionalista catalana o vasca. Castelao está en las antípodas de Aguirre o de Cambó.

Aunque ya se sabe, a veces, como dice la canción de Krahe:

"en las antípodas,
todo es idéntico..."

A filla do mar disse...

En este caso, Porto, en lo que se refiere a la lengua gallega o a la castellana, hablo de ellas como podría hablar de las matemáticas.

A nadie le parece discutible (¿o sí?) que un niño aprenda matemáticas, gramática, o genética (eso también es cultura, ¿no?). En cambio las lenguas oficiales (porque para las extranjeras todo son puertas abiertas) son harina de otro costal.

A mí no me parece razonable ni justificable la encuesta que pretende realizar el gobierno de la Xunta. Y además considero que es claramente tendenciosa. Las opciones que presentan son, o continuar con el modelo actual en el que la mitad de las asignaturas se imparten en gallego y la otra mitad en castellano, o que toda la educación obligatoria, a excepción de la lengua gallega, se imparta en castellano. Falta una opción, ¿no? Falta que todo, a excepción de la lengua castellana, se imparta en gallego.

Yo, que soy una nacionalista muy razonable y moderada : P , creo que la opción actual es la mejor, la más equitativa; la que más se aproxima a la situación ideal de que ambas lenguas compartan un espacio común y que el uso de una u otra derive únicamente de una elección personal y no de la imposibilidad “material” por falta de conocimientos.

Sí, Luna, así era. Pero la situación cambió ligeramente y ahora, hablar en gallego en las ciudades puede deberse, además, a que eres un nacionalista radical.

Cal, ¡Qué bien que hayas venido! Sí, eso sería lo normal, lo deseable, que nos alegrásemos de la riqueza que tenemos y no la despreciásemos ni la viésemos como un estorbo.

Pero claro, hay muchas más cosas detrás de este debate. No es sólo una cuestión de conocimientos.

Bicos e apertas.

Portarosa disse...

Tanto Luna como Cal hablan de suerte por una posibilidad (y yo comparto su visión). No de un deber.

Repito lo dicho sobre los deberes que sobre las lenguas dicta la Administración para una convivencia de mínimos. Y eso incluye, claro, que los funcionarios hablen todas las lenguas oficiales de un sitio; aquí, gallego y castellano.

La enseñanza es otro tema. También yo creo que el gallego hay que enseñarlo por lo mismo que se enseña casi todo, porque se considera importante en la formación de nuestros hijos. Y, además, aprenderlo es una condición indispensable para poder elegir usarlo. Y por eso estoy de acuerdo con la enseñanza en ambos idiomas (dar una asignatura sería tan inútil como lleva toda la vida siéndolo en inglés).

Allá ellos si después lo utilizan o no.

En cuanto a esto, al futuro, la utilidad es un concepto que también es subjetivo: la utilidad puede basarse, por ejemplo, en el atractivo (sobran ejemplos). Creo que el fomento del gallego pasa inexcusablemente (porque su utilidad "práctica e inmediata", aunque la hay, no lo hace demasiado competitivo) por hacerlo atractivo, por que a la gente le "mole" hablarlo. Es difícil, pero a mí me parece la única vía.
La imposición (ojo, no sobre el castellano, porque eso es una falacia de Galicia Bilingüe y cía.; me refiero a que sea obligatorio en algún ámbito más que la función pública) no funciona. Incluso puede ser contraproducente. Como mucho, dará lugar a un idioma administrativo alejado de la calle.

Bicos e apertas.

A filla do mar disse...

Estimado Morelli,
esto
Creo que ser nacionalista gallega es infinitamente mejor que ser nacionalista catalana o vasca
se lo tomo como un cumplido.

Cuando hablo de obligación me refiero a aspectos académicos, únicamente. Considero que, dentro de la formación obligatoria de un niño (gallego, obviamente), la lengua gallega debe de estar a la misma altura que las capitales europeas, las ecuaciones de segundo grado o la lengua castellana.

Respecto a la política de normalización, totalmente de acuerdo contigo, un rotundo fracaso.

Pero (y esto no es una pregunta retórica) cómo creeis que debería plantearse esa política de normalización para que alcanzase realmente los objetivos?

Portarosa disse...

Tenemos un idioma que consideramos (yo, al menos) una riqueza, parte de un patrimonio cultural que merece ser protegido y mimado, como nuestros monasterios, los dólmenes y las Rimas de Bécquer... ¡ah, no, las Rimas no!... Follas novas, Follas novas, quería decir.

Y se considera que la normalización es la única forma efectiva de conseguir mantenerlo, dado que un idioma que no se utilice... kaputt.

¿Y cómo se normaliza? ¿Cómo se consigue que se hable?

Haciendo que la gente quiera hablarlo.

Es decir, políticas de fomento: tras, en primer lugar, enseñarlo (requisito imprescindible para que alguien elija usarlo), se hace lo posible para que la gente quiera utilizarlo.

Nunca metiéndolo con calzador, creo yo.

¿Cómo? Es difícil. A lo mejor imposible.

Sobre su utilidad "comunicativa" poco se puede influir, es la que es (dudo mucho que la alternativa portuguesa tenga algún tirón, a día de hoy). Hablar un idioma es siempre útil y enriquecedor en muchos sentidos, pero es lógico que los hablantes los ordenen por utilidad inmediata.

Así que, en mi opinión, sólo queda hacerlo atractivo, conseguir que guste hablarlo. En eso influye: el modelo/perfil de hablante, el estatus socioeconómico con el que se identifica, su relación con la cultura, la literatura en gallego, el cine, el teatro, la música, los deportes, etc.

Ya digo que es difícil, si no imposible, pero creo que es la única vía aceptable y la única que a la larga tiene alguna esperanza de éxito.

(Ojo, hacer que la gente quiera utilizarlo a base de ayudas económicas, como subvencionando cartelería en gallego, para mí roza lo discriminatorio. Reconozco que no tengo una opinión del todo formada, pero no me parece justo que al restaurante "El cuervo" le salgan más caros el rótulo y las cartas que al de al lado que se llama "O corvo", y que es su competencia. En la práctica, al primero lo estás penalizando.)

Pero, como dice Morelli, cuando ya no hay razones para usar algo acaba desapareciendo. ¿Estará el gallego abocado a desaparecer (y me refiero al idioma...)?

Buenos días. Bicos.

morelli disse...

la prueba más cercana a lo que digo sobre la conveniencia de una lengua u otra es que este blog, manejado por una galego-parlante nacionalista está en castellano.

Yo estoy de acuerdo al ciento por ciento con el argumento de que el gallego es parte del conocimiento fundamental que debe adquirir alguien en la enseñanza pública. Si no se les da a escoger a los padres si sus hijos tienen que estudiar mates, ¿por qué se les va a permitir elegir si gallego no o si gallego sí?

Pero eso nos lleva solamente a que el gallego sea una asignatura más, mínimo que nadie discute.

Pero el problema no creo que esté en la educación. Los chavales tienen asignaturas en gallego en clase pero no lo hablan cuando salen de las aulas.

Yo creo que la normalización pasa por una estrategia de acercamiento al portugués. Si el gallego fuese un dialecto del portugués no estaría en peligro.

Y también por una posición de fuerza de la administración frente a los medios de comunicación. Es justo exigirle más compromiso con el gallego a unos padres de familia que a La voz de Galicia?

Si se estableciesen cuotas lingüísticas en los medios a la gente le entraría la lengua por los ojos (qué cosa tan extraña, especie de pentecostés televisivo).

A filla do mar disse...

la prueba más cercana a lo que digo sobre la conveniencia de una lengua u otra es que este blog, manejado por una galego-parlante nacionalista está en castellano

Pero esto es porque yo soy una nacionalista atípica, muy tolerante y todas esas cosas (y porque confío en que mis correligionarios nunca me descubran :-P )

morelli disse...

no, si lo digo porque seguramente lo haces por que así puedes comunicarte con más gente.

Si en gallego te pudieras comunicar con más seres humanos que en castellano, seguro que el blog estaría en gallego.

me refería a eso.

:P