terça-feira, 30 de junho de 2009

La vida misma I

[Dedicado a Portorosa, para incrementar su repertorio.]

- Ese niño sí que come bien. Mira, ¿Ves lo bien que merienda, todo el bocadillo? Y no como tú que eres un tonto.
- No, no soy tonto.
- Sí. Y a ese niño me lo voy a llevar conmigo para casa, y a ti te dejo aquí.
- ¡Noooo! ¡A casa no! Llévame a mí, a ese niño no ¡No!

Mi hijo mira, alucinado, la escena.

- ¿Qué le pasa, mami?
- A quen, cariño?
- A ese neno.
- Non sei, que estará triste e enfadado, supoño.

Tal vez debería haberle dado mi verdadera opinión.

quinta-feira, 25 de junho de 2009

No somos nadie

En las calles del centro hay una chica que vende pañuelos de papel, como tantas otras. Por su aspecto diría que tiene unos 45 años, pero es muy posible que sea más joven.

Estas vendedoras ambulantes suelen tener una frase de introducción que utilizan constante y mecánicamente y que, supongo, les facilita el trabajo de "abordar" a sus potenciales clientes.

Ayer, mientras iba de compras, me crucé con ella:

- Llévame unos pañuelitos, chica, que tengo 5 hijos.

Mientras le sonrío, sacudo la cabeza en respuesta.

- Haz la obrita de caridad, mujer, que a todo se llega.

Y, como siempre, como cada vez que la escucho, esta frase me paraliza durante un instante, que a todo se llega.

Vuelvo a sonreir, continuando mi camino mientras susurro un "No, gracias" sintiéndome un poco irresponsable por esforzarme en obviar su advertencia: que a todo se llega.

¿Será verdad?

segunda-feira, 22 de junho de 2009

Filla do Mar

* "La Hija del Mar" é a primeira novela da escritora galega Rosalía de Castro. É unha reflexión sobre o temperamento feminino cuxa acción transcorre no ámbito dunha Muxía inundada de névoas e tristuras románticas, chea de sensibilidade hacia a paisaxe, de defensa dos máis febles e reivindicación da dignidade da muller.

Rondaban, segundo os que alí estiveron, as catro da tarde (hora local) do 23 de xuño de 1973, preludio da Noite de San Xoan. O buque Barcelona (construido en Lisboa e afundido, anos despois, durante a guerra de Irán-Iraq coa perda de varias vidas humanas), navegaba rumbo ao Golfo Pérsico, á altura do Cabo da Boa Esperança.

Nun dos camarotes, máis concretamente no dun dos segundos oficiais de máquinas, a siesta e a calor propiciaron o encontro, que debeu de ser especial dabondo para que os alí presentes o recorden con tanta claridade.

E 273 días despois, con precisión matemática, ás 39 semanas, nacín eu, inaugurando a primavera.

A miña avoa, ante a volubilidade do meu carácter adoitaba dicir: “Nótase que eres filla do mar”.

Faiseme difícil imaxinar uns inicios cargados de maior simbolismo. E góstame pensar que esa noite, ese lugar e esa historia marcaron e continúan marcando, en grande medida, o meu xeito de enfrentar a vida.

Boa Noite de San Xoan.

Nota: Traducción al castellano en el primer comentario (que así da la impresión de que me lee un montón de gente).

terça-feira, 16 de junho de 2009

El amigo Rubiales

Pues resulta que tengo un amigo que está trabajando en Sudán. Lo que vulgarmente se conoce como “donde Cristo perdió las sandalias”.



Y resulta que yo, la sensación que tengo (y que me temo se aproxima bastante a la realidad, por lo que he podido comprobar) es la de que mi amigo está muy, muy lejos, en un lugar casi inaccesible, desértico, difícil de vivir y de sobrevivir. Y me consta que el día a día es duro, durísimo, para los foráneos y para los autóctonos (mucho más, seguramente, para estos últimos).

Y resulta que hace unas semanas me sorprendí cuando, utilizando el skype, pude hablar con él como quien habla con la vecina de abajo o con un amigo que vive a dos manzanas de distancia.

Y resulta que no salgo de mi asombro cuando hoy, tras enviar un mensaje comunitario a los miembros del grupo de amigos al cual él pertenece (y de los cuales, excluyéndolo, el que más lejos vive, lo hace en Barcelona), la primera respuesta (y única) que recibo es la suya. Y le contesto y me responde a los 7 minutos. Y vuelvo a contestar y esta vez tarda un minuto más.

¿Ustedes saben bien dónde está Sudán?

Si todo lo bueno avanzase a la misma velocidad...

segunda-feira, 15 de junho de 2009

El deber a una lengua

A pesar de que hay quien dice (y me conoce bien, creo, lo cual me da que pensar) que no soy nacionalista, me defino como tal.

Hay muchas formas de nacionalismo, muchas maneras de entenderlo y practicarlo. En mi caso, mi sentimiento nacionalista no me lleva a despreciar al otro ni a pensar que sólo lo mío es válido, sino a sentir que es tan válido y merece tanto respeto y consideración como lo ajeno.

Y ahora, con el tema de la lengua, en mi caso han tocado hueso.

Yo soy gallego-hablante por convicción. Fui criada y educada en castellano. Mis abuelos, cuya lengua materna era el gallego, se esforzaron en educar a sus hijos y a sus nietos en la lengua predominante para evitarles (y evitarse) desprecios, molestias y problemas. Pero el gallego siempre estuvo presente en casa, porque entre ellos, mis abuelos, mis tíos, los vecinos, siempre se comunicaban en gallego; y eso deja huella.

Llegó un momento en la vida de algunos de mis hermanos y primos (entre los que me incluyo) en el que decidimos (y aquí el aspecto sentimental, el recuerdo de mis abuelos, creo que es lo que más peso tuvo) escoger el gallego como primera lengua. Esa decisión en mi caso tiene fecha, el 1 de julio de 1997.

Y esa elección, como era de esperar, me ha traído más de un problema y ha exigido más de una argumentación (que he dado con mucho gusto a quien la ha pedido desde el respeto).

Y ahora mi opinión personalísima:
Creo que es una OBLIGACIÓN de los gallegos conocer su lengua y ser capaces de expresarse en ella (igual que lo es conocer el español) y, partiendo de esa premisa, después cada uno que se exprese en lo que más le guste o le apetezca.

Y, por otra parte, no conozco (que no digo que no los haya) a ningún gallego de mi generación y posteriores que no sepa hablar y escribir en castellano y mucho menos que no lo entienda. En cambio la lista de los gallegos que no saben hablar ni escribir en gallego no es corta.

¿Esto no significa nada? ¿Realmente no importa?

sexta-feira, 12 de junho de 2009

La nueva vida I

Este jueves, como otras veces, lo llevo conmigo. En pijama, con la cena, la mantita y el puzzle en la mochila, y acompañados de su silla de paseo, que ya no usa, para tumbarlo si le entra el sueño.

Llegamos al Centro Cultural y nos reciben, sobre todo a él, con enormes sonrisas y muestras de evidente alegría. Después de los besos y los abrazos nos ponemos a trabajar. Subimos al escenario mientras él, sentado en el suelo sobre la manta, saca el puzzle de su caja y se pone manos a la obra.

Concentrado en su juego sólo levanta la cabeza y nos mira cuando advierte que la escena se pone interesante; algún movimiento que destaca sobre los demás, alguna voz subida de tono, los compases de una canción que le gusta especialmente.

De vez en cuando uno de los compañeros lo llama, desde arriba, o aprovecha una de sus muestras de atención para saludarlo o hacerle algún guiño gracioso. Entonces él sonríe, saluda y vuelve a su juego, tras buscarme con la mirada y asegurarse de que yo continúo ahí, junto a los demás.

Cumplirá 3 años en octubre.

Cada vez que lo miro, desde el escenario, para comprobar que está bien, y lo veo feliz en su juego, en ese entorno que le es tan familiar, siento la seguridad de que todo esto merece la pena.

quinta-feira, 11 de junho de 2009

Como casi siempre I

- Pues ya me dirás qué coño tiene que ver eso conmigo.
- Nada, yo no he dicho eso. No he dicho que tenga nada que ver contigo. Te digo cómo estoy yo, Toni, lo que me pasa, pero tú nunca entiendes nada. NUNCA! Ni lo intentas!!!

Salió, conteniendo las lágrimas y un portazo, mientras él continuaba simulando que leía el periódico.

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Me faltas tanto que me sobra todo lo tuyo.

Me dan ganas

de no quererte, de olvidarme de ti, de que desaparezcas.

No conocerte, no haberte conocido nunca, para no desearte, para no echarte de menos, como ahora.

Y estoy segura de que, de no existirme, te imaginaría y te pensaría más o menos así, como eres.

Pero ahora deseo que esto no hubiese sucedido, para evitarme el dolor de recordarlo, y el temor a que no vuelva a repetirse.

La primera vez

Se incorporó, con los ojos cerrados aún, sólo para comprobar que no seguía dormida.

Abrió los ojos.

Nunca cerraba las persianas. Nunca dormía a oscuras. Le gustaba notar la llegada del día según iba amaneciendo.

Ya eran las once y la claridad era absoluta.

Se frotó los ojos, tumbada, para acabar de despertar. El envoltorio del preservativo sobre la mesilla le provocó una sonrisa.

“A ver cómo estamos hoy...”, pensó. Y buscó en su interior la sensación de angustia y temor que esperaba encontrar tras aquella noche. Buscó el sentimiento de abandono, la congoja y el miedo, pero no, no estaban.

Pelos sobre la almohada, manchas húmedas en las sábanas y su ropa arrugada en el suelo, pero angustia no, angustia no había.

Pegó su nariz a la almohada, lo olisqueó todo al encuentro de un olor que la llevase unas horas atrás. Se concentró en él, pero nada. Impasible.

Sonó el teléfono, atronador, aquella música machacona que había escogido.
Su ex-marido.

- Dime.
- El niño tiene tos. ¿Hay que darle algo?
- Dale un poquito de Flutox, si tiene flemas, y golpecitos en la espalda. ¿Qué tal durmió?
- Bien, bien. Se quedó otra vez, después del biberón, y se acaba de despertar ahora.
- Vale. Cualquier cosa llámame, ¿eh?.
- Ya sabes que sí.
- Abur.
- Chao.

Le resultó extraño hablar de su hijo así, desnuda, con el sexo tan presente por todas partes.

Había quedado a las doce y se le estaba haciendo tarde.

Marta ya no tiene gato

Ya no tiene casa propia, porque vive de alquiler.

Ya no tiene marido, ya no es “la mujer de”.

Ya no tiene una cocina de IKEA, que diseñó y montó con sus propias manos.

Ya no tiene 2 plazas de garaje, ni un trastero atiborrado de recuerdos.

Ni familia política, ni tardes de domingo en casa de mamá.

No tiene que llamar si llega tarde, ni que rendir cuentas cuando no llega.

Marta ya no grita, ya no se desespera, ya no se siente sola.

Ahora Marta vive en un bajo, a ras de suelo, desde donde ve la vida irse y venirse, muy de cerca.

Y tiene un cuarto para ella sola, con una cama grande que puede llenar con lo que quiera.

Y un hijo, el suyo, que es sólo suyo cuando está con ella.

Y tiene el tiempo, su tiempo, todo el tiempo de su vida a su disposición.

Y es que a Marta la han abandonado, así, de repente, con la llegada del otoño.

Y tiene puertas, todas las puertas cerradas, y miedo de no poder abrirlas.

Y le queda el futuro, todo el futuro por delante, con todas las decisiones en sus manos, sólo en las suyas.

Y ahora Marta ya nunca se siente sola, ya nunca, porque ahora lo está.