terça-feira, 23 de julho de 2013

SEMANA 30

Lo bueno de estar rodeada de gente que te quiere es que se preocupan por ti, piensan en ti y, cuando tú estás atorada, son capaces de encontrar soluciones y mostrártelas. Así de fácil. 

El domingo nos reunimos, casi todos, en casa de mis padres. 

Tras años de darle vueltas a lo mismo, de soñar una y otra vez, de planteármelo sabiendo que no sería capaz, mi hermano B me lo dejó claro: "Tu no vas a sacarte una oposición en tu vida. Deja de pensar en eso." 

¡Por fin! Es cierto, no estoy dispuesta a ese sacrificio, a prescindir de mi vida y, sobre todo de Cibrán, durante el tiempo necesario y suficiente. No estoy dispuesta a no tener tiempo libre, a no pensar en nada más que en estudiar. No lo estoy. 

Ayer por la noche me llamó mi prima S: "Olvídate de tus debilidades, centrémonos en tus fortalezas y después, cuando te desbloquees, ya nos ocuparemos de arreglar eso." 

¿Qué es lo que más me interesa? Las personas. 
¿Qué es lo que le da sentido a mi vida? Sentirme útil. 
¿Qué sé hacer? Organizar. 

Pues creo que he encontrado un camino posible. 

Y esta mañana, yendo a trabajar, ha sonado esta canción:

sexta-feira, 19 de julho de 2013

SEMANA 29

En menos de una semana estaré de vacaciones.

Este año, la llegada tan tardía del sol y del calor ha hecho que apenas tenga sensación de verano, a pesar de que hemos ido a la playa, nos hemos bañado y estamos sudando de lo lindo.

La casa, desde el robo, cerrada a cal y canto. Qué pena...

Llegarán las vacaciones y por fin podremos dormir a pierna suelta. Iremos a andar en bici por las mañanas y desayunaremos en el patio, si el tiempo acompaña.

Y volveremos a Vicedo...

El verano me gusta, a pesar de que soy persona de invierno.

Un amigo y yo, hace años, sacamos la teoría de que las personas se dividen entre verano e invierno. A mí, claramente, me tocó ser invierno. Pero me gusta el calor, la playa, el crujir de la arena en el suelo de la cocina y del baño, los restos de salitre en la piel reseca por el sol. Y los ojos de Cibrán, enrojecidos de tanta agua.


Pero este verano es raro, incierto. Algo así como un trampolín que me lanzará a un espacio desconocido.

 

sexta-feira, 12 de julho de 2013

SEMANA 28.2

No es cierto que el que la hace la paga. No es verdad. Y conforme avanza la vida, mi vida, encuentro más casos que lo confirman. 

No es verdad que el tiempo ponga a cada cual en su sitio, ni que uno recoge lo que siembra. A veces se cumple, pero solo a veces. 

Lo que sí creo es que lo que no mata engorda y que el sufrimiento o te destruye o te hace más fuerte. Por eso, cuando sufro, me reconforta pensar que ese sufrimiento me mejora, que de ese dolor saldré fortalecida, en lugar de consolarme pensando que el causante de mi mal acabará sufriendo como yo. 

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El miércoles, mientras celebraba la despedida de un compañero de trabajo (a las 7 de la tarde), alguien entró en nuestra casa y se llevó mi ordenador.
Lo peor de todo, además de la desagradable sensación de que un intruso viole tu intimidad, es la pérdida de la historia fotográfica de Cibrán.

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Dentro de un año, me gustaría verme.

quarta-feira, 10 de julho de 2013

SEMANA 28

Estoy convencida de que sería niña. Los ojos claros, la piel blanca llena de pecas, el pelo rubio y ensortijado. 

Se pondría colorada ante los desconocidos, bajaría la mirada y mantendría la sonrisa de dientes grandes, excesivos. 

No tiene nombre. Nunca lo tuvo.

sexta-feira, 5 de julho de 2013

SEMANA 27.2

Se sientan cada uno en su sillón, a leer.

Él alarga su brazo y deja reposar la mano en el sillón de ella.
Ella se la toma y se la acaricia, despacito, sin dejar (ninguno de los dos) de leer.
Llevan 48 años juntos.

quinta-feira, 4 de julho de 2013

SEMANA 27

Del amor
Últimamente, los veo casi cada día: en la playa, en el gimnasio, por la calle. Sigo saludando. A veces me da la impresión de que es casi como una penitencia que me he impuesto.

Me pregunto qué justificación se darán el uno al otro (y cada uno a sí mismo) para continuar albergando tanto resentimiento. Y, en el fondo, me duele por él, sobre todo por él (a ella no la conozco), porque sé que es bueno, que algo en su interior se remueve incómodo cuando se obliga a comportarse así.

Y me sigue sorprendiendo la "facilidad" con la que nos convertimos en desconocidos. Después de años de confesiones, de intimidades, de compartirlo todo, de entregarlo todo... Pasa el tiempo y no queda nada. O tal vez sí queda, pero nos obligamos a esconderlo en el rincón más alejado para no acceder a ese recuerdo.

A mí me gusta recordar, me gusta buscar esas sensaciones, las emociones que sentí en los buenos momentos. Me gusta pensar en aquel viaje en tren, volviendo a casa, mientras escribía que por fin lo había encontrado, que era ÉL y que me sentía inmensamente feliz.  Me gusta recordar los fines de semana en mi piso de estudiante obligándonos a no besarnos, a ver cuánto tiempo aguantábamos sin hacerlo. Las esperas en la estación de tren, nerviosa al verlo aparecer en el andén. Y las promesas de felicidad para siempre.

Pero también recuerdo las dudas de los últimos años. La sensación de confundir la comodidad con el amor. La soledad más absoluta en el peor momento de mi vida. El sentir que me estaba equivocando...

Duele, sobre todo, que ocurra con el que había sido el más importante, con el que más has construído, con el que pensabas que siempre, siempre, sería un amigo.

De la salud
Me dice S que me estoy volviendo vigoréxica (y que me entiende muy bien).
Y puede que tenga razón. Pero lo que me estoy volviendo, realmente, es mayor.
 









Del dinero
Si no lo necesitase para vivir, cogería la puerta, hoy mismo, y no volvería más. Seguramente. Y me dedicaría a vivir a Cibrán, a enseñar, a bailar, a escribir en la libreta de flores, a aprender a tocar la batería, a actuar, a leer libros sobre personas, a visitar a los amigos, a cuidarlos...

Pero lo necesito, y tengo la obligación de encontrar un lugar donde pueda ganarlo y disfrutar a la vez.