sexta-feira, 29 de julho de 2011

Explicando el amor II

La tarde de ayer la pasé en la playa con mi amiga M. Está embarazada de 5 meses y feliz. Hablamos sobre todo de nosotras, de nuestras vidas y de nuestros hijos presentes (el mío) y futuros (la suya).

Y hablando hablando llegamos al tema de cómo tener a nuestros hijos.
Ella decía no entender que yo no quisiera tener un hijo biológico. Y la verdad, me cuesta explicarlo.

El embarazo me parece un proceso alucinante. Pensar que ahí dentro se está gestando un cuerpo, con su corazón, sus pulmones, su cerebro... Un cuerpo que va a ser independiente, que va a pensar, a sentir, a ser. Me resulta alucinante, increíble. Me emociona... pero, para mí, eso no tiene nada que ver con la maternidad. Me encanta verla a ella o a mi hermana, cuando estuvo embarazada, o a mis cuñadas. Notar a sus hijos moverse en su interior, ver cómo crecían, como iban cambiando, como se iban convirtiendo en ellos, me parece una experiencia alucinante, pero no la deseo.

A mí nunca me ha interesado tener un hijo, engendrarlo. Lo que me ilusionaba, lo que deseaba con todas mis fuerzas, era ser madre y, pudiendo escoger, prefería que mi maternidad aportase algo más, que no me beneficiase solo a mí, porque eso me hacía más feliz.

El milagro de la generación de vida es impresionante pero el milagro de la continuación de la vida no lo es menos.

Pensar en la otra madre de mi hijo, en que juntas hemos hecho posible que esté aquí, que exista, que crezca, que viva, que sea feliz... me conmueve. Saber que la una sin la otra no lo habríamos conseguido es algo que me produce una sensación tan increíble, tan plena, que me cuesta entender que alguien siga cuestionándose por qué no me planteo escoger otra opción.

Supongo que es difícil llegar a comprender un sentimiento, a entenderlo aunque no lo compartas. Yo la entiendo a ella pero creo que no he conseguido que ella me entienda a mí.

quinta-feira, 28 de julho de 2011

Separación temporal

En las épocas de vacaciones en que mi hijo no está conmigo suelo llamarlo todos los días.

Nuestro primer periodo de vacaciones juntos terminó el viernes pasado y desde ese día está en casa de sus abuelos paternos. Ayer lo llamé justo antes de salir del trabajo y dirigirme al cumpleaños de mi sobrina U. En casa no había nadie y llamé al móvil de su abuela. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijeron que estaban en el coche, rumbo a Coruña. Yo también iba hacia allí!!

Quedamos en que nos veríamos en el centro para recogerlo y llevarlo conmigo a la fiesta de su prima.

Después de una tarde de merienda, piscina, sol y juegos, lo llevé de regreso a casa de su tío (se quedaban todos a dormir allí) y volví a casa, a nuestra casa.

Qué rara es a veces la vida de los padres divorciados. Qué extraño resulta coger a tu hijo, como si alguien te estuviese haciendo un favor, y dejarlo de nuevo, sin elección posible.

Sé que mi hijo está bien. Disfruta mucho con sus abuelos y ellos están encantados de pode disfrutar de él, al fin, después de tanto tiempo sin verlo. Su abuela, además, siempre ha tenido mucha consideración hacia mí y me hace partícipe de todo, pero no deja de resultarme un tanto frustrante y artificial la imposibilidad de poder decidir temporalmente sobre cuestiones que afectan a mi hijo.

No soy capaz de acostumbrarme.

terça-feira, 26 de julho de 2011

Feliz

Me siento como una adolescente.
El corazón saltándome en el estómago, incapaz de contener la risa.

quarta-feira, 20 de julho de 2011

Flashis

Me pasa a menudo, cuando un libro me gusta mucho, que me engancha de tal forma que, tras abandonar un rato de lectura, durante un tiempo mi forma de pensar se acopla al modo en el que se narra el libro y eso siempre me parece alucinante. Como ahora.

Estoy leyendo “Nubosidad variable”, de Carmen Martín Gaite. Lo primero que leí de ella fue “Entre visillos” (lectura obligatoria en 1º de BUP) y me dejó encandilada. De tal modo que, sabiendo que era la mujer de Sánchez Ferlosio, me lancé apasionadamente a leer “El Jarama” (aún no entiendo el porqué de esta extraña reacción. ¿No habría sido más lógico continuar leyendo otros libros de la autora?) y, además de coger un miedo atroz a los ríos, se me acabaron las ganas de continuar, y la olvidé.

Hace unos meses encontré en casa de mis padres “Irse de casa” y leyéndolo recordé la sensación que me había provocado aquel “Entre visillos” de mi adolescencia, y seguí buscando hasta encontrar, en casa de mi hermano, “Nubosidad variable”.

Yo, como las protagonistas, también tuve una amiga inseparable, alguien de quién creí que jamás me alejaría: el amor de mi vida.

Apenas me quedan 10 páginas para acabar el libro y no quiero que llegue el final porque con él se esfumará la ilusión de recuperarla.

sexta-feira, 15 de julho de 2011

Regreso

Cuando llegamos ya es casi mañana.

Cibrán llega dormido. Hemos salido tarde de Vicedo y él lo hizo cenado y con el pijama puesto, en previsión de lo que podría pasar. (Al salir, poco antes de quedarse dormido, me dijo que estaba contento pero que le dolía un poco la garganta, por las ganas de llorar.)

Al entrar, la casa está fresca. No lo recordaba pero había dejado una ventana abierta. Se agradece la sensación a pesar de que fuera no hace mucho calor.

Las maletas se quedan en la entrada. Dejo el deshacerlas y reorganizarlo todo para mañana. Tan solo me paro a regar las plantas del patio. Hemos sufrido algunas bajas. Era de esperar.
Abro la nevera y está desierta. Mañana nos espera un duro día de aterrizaje.

Han sido 15 días maravillosos. Inolvidables.

Una fantástica tarde de playa

quinta-feira, 7 de julho de 2011

Para Jesús

Mucho ánimo!

sexta-feira, 1 de julho de 2011

Nos vamos

de vacaciones.

A donde siempre había soñado: una casa al borde de la playa.