- Para comer, señora.
Niego con la cabeza y seguimos caminando.
Cibrán va repitiendo, “Para comer, para comer...”
- ¿Qué dices?
- Para comer, como ese señor.
- Si, estaba pidiendo dinero.
- Ya, pero no le dimos monedas porque nosotros no queremos comer ahí, ¿verdad?
2 comentários:
Si los niños no existieran, habría que inventarlos. Para no volvernos locos en nuestra estupidez.
Y qué rápido lo perdemos, el niño...
Un beso, NáN.
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