La vuelta al trabajo ha sido dura: madrugones a las 5 y media de la mañana, jornadas laborales de más de 10 horas y después, para recuperar lo perdido, una hora de gimnasio (he descubierto el bodycombat y me encanta!!!).
A pesar de lo que pueda parecer, ha sido una semana buena, muy buena. Incluso la ausencia de Cibrán la he vivido de un modo bastante constructivo y nuestra conversación telefónica diaria me ha dejado contenta. Y a él también.
Pero esta semana ha sido, sobre todo, musical.
Ayer descubrí estas dos canciones: señales de la vida.
Y ahora, acabo de descubrir esta otra, que no conocía.
Este año, en unos días, se cumplen seis años desde que me separé del padre de Cibrán.
Él está casado desde hace tiempo. Hasta ahí las coincidencias. El resto, por suerte, no se cumple. Pero me ha hecho gracia al escucharla.
La derivada racista de la DANA
Há 18 horas