El otro día me regalaron un cuaderno.
A mí los cuadernos me encantan, pero me pasa que nunca se me ocurre con qué puedo llenarlos.
Pero esta vez se me ocurrió: voy a escribir la historia de mi hijo, para él.
La historia de Cibrán es, debido a su origen, bastante complicada. Llena de lagunas, de incertidumbres... Y si a eso le sumamos que sus padres nos separamos apenas 4 meses después de habernos convertido en familia, pues mucho más.
Quiero escribir lo que sé y también lo que no sé, ni puedo imaginar. Quiero hablarle francamente, como seguramente nunca le hablaría si tuviese que contárselo cara a cara. Por miedo, por vergüenza... Y voy a escribir no solo su historia pasada. Quiero ir escribiendo su presente, según vaya sucediendo, para poder darle, cuando lo lea, la visión que su madre tenía de las cosas cuando estas estaban sucediendo.
Me parece toda una aventura y una muy buena forma de reflexionar y de aprender.