Vengo de leer un blog recientemente descubierto y que, por afinidades y más cosas, me gusta mucho. Concretamente leía
algo que me hizo recordar en lo que andaba yo pensando el pasado sábado por la mañana, en la playa.
Aunque me definiría , y desde luego actúo, como heterosexual, a lo largo de mi vida he dudado con frecuencia de mi orientación sexual. Y continúo haciéndolo.
Me explico.
Los hombres me gustan y me atraen, así es y, por lo que recuerdo, así ha sido siempre. Pero también me he sentido y me siento, atraída por muchas mujeres. La diferencia es que en este caso la atracción se basa en una cuestión estética, sin que exista prácticamente componente sexual, creo.
A mí, no lo puedo evitar, se me van los ojos detrás de un escote, de un buen culo, de unas piernas largas y esbeltas, de mujer. Y eso, con los hombres, es muy raro que me suceda.
Yo giro la cabeza por las mujeres, casi nunca por los hombres.
Y lo que dudo es si realmente la sociedad, la educación, nos ha reprimido tanto, me ha reprimido tanto, que no soy capaz de sacar a la luz esa componente sexual que subyace tras mis furtivas miradas, o si, por el contrario mi comportamiento sólo obedece al placer de admirar lo bello, nada más.
¿Ustedes, en su caso, lo tienen claro?
¿Ustedes, señoras, al ver
esto, no dudan?