sexta-feira, 20 de novembro de 2009

La nueva vida II

Me lo llevé al ensayo, para esperar allí a que llegase su padre a recogerlo y, de paso, que viese un ratito a mis compañeros de reparto.

Llegamos y después de los consabidos saludos y achuchones, subimos al escenario. Él abrazado a mi pierna, bastante tímido.

Mientras algunos acababan de preparar una escena, permanecimos sentados en una mesa, él entre mis piernas, muy atentos a lo que sucedía.

Cuando me tocó el turno bajé de la mesa y le susurré:

- Me toca. Deséame suerte.
Me miró muy serio y me llamó con el dedo mientras me decía:

- Ven, ven.
Me acerqué de nuevo y me abrazó muy fuerte mientras me besaba. Me retuvo un par de segundos. “Ya” dijo al acabar. Y se quedó allí, en la mesa, inmóvil y atentísimo, con una expresión de absoluta trascendencia.

Cuando llegó su padre tardó un buen rato en despedirse. No quería marcharse, estaba disfrutando.

No pueden imaginar lo feliz que me hace.

3 comentários:

M Y T disse...

Me encantan estos momentos que tienes con el niño y te envidio de forma sana.......te envidio un montón!

Portarosa disse...

¡Pues yo sí que puedo i-ma-gi-nár-me-lo...!

carol disse...

Ése es el mejor achuchón del mundo, que suerte, y qué bonito. Y dulce.