terça-feira, 3 de novembro de 2009

Fútbol

Era una pareja joven; lo suficiente como para suponer que el niño que los acompañaba (un chaval gordito de unos 8 o 9 años) era el resultado de un error de cálculo.

No parecía que la vida los hubiese tratado demasiado bien.

Él empujaba el carrito y lo iba llenando mientras ella y el niño hablaban de fútbol, creo.

Se paró en la zona de higiene personal:
- Mira, este botecito pequeño está bien para ir al gimnasio, ¿no?
- Pero es muy pequeño.
- Ya, pero puedo rellenarlo.
- Sí, papá, cógelo que está muy chulo.

Lo metió en el carro junto al resto de las cosas.

En la cola de la caja, ella abrazaba al niño y le besaba los párpados mientras este no dejaba de contarle cosas sobre sus compañeros de equipo. Sin dejar de abrazar al niño, observó lo que habían comprado:

- Seguro que se nos queda algo
- Seguro. Si hubieses traído la lista...
- ¿Qué lista?
- La de la compra.
- La lista soy yo.


Se miraron los tres y, después de un segundo, se echaron a reir.

Ella comenzó a alejarse con una bolsa en cada mano. Él cogió la que quedaba y, con el brazo libre, rodeó los hombros de su hijo.
- Pues este sábado, si no llueve, podemos organizar un partido.

7 comentários:

Portarosa disse...

Podemos hacer estadísticas, pero al final la felicidad o la desdicha siempre nos sorprenden.

Y está muy bien, cuando la que nos encontramos es la felicidad.

Besos.

Anônimo disse...

Qué bonita imagen, sencilla y bonita!

(No te entiendo Porto, ¿qué quieres decir con eso?)

María

Portarosa disse...

Pues me refería a que, según el post, parecían tener motivos para no estar muy contentos; y, sin embargo, al menos en ese momento lo estaban.

Pero también puedes entender mi comentario cogido aisladamente: la vida es sorprendente.

Beso gordo.

Anônimo disse...

Entendido. Completamente de acuerdo.

Besos.

María

A filla do mar disse...

Me sorprendió, sobre todo, el cariño de la madre. La manera de hablar con el niño y cómo lo besaba y lo abrazaba.

Y cómo se rieron los tres, la complicidad y la confianza.

Lo que vi, o lo que quise ver.

M Y T disse...

Muy bonito! Por desgracia estas situaciones nos llaman la atención...ojala no fuera así.

NáN disse...

No sé, MYT, en el sentido de la felicidad o en el de la infelicidad, nos hemos acostumbrado a no mirar, a no ver. Seguro que pasan constantemente a nuestro lado cosas que se nos escapan.

Filla se está convirtiendo en una recopiladora espléndida de instantes personales intensos y felices.

Yo soy de la escuela que define el personaje de El Crack (la única película de Garci que me gusta) en voz en off al principio:

"Ando mucho, miro mucho, y lo que veo no me gusta nada".

Primero es mirar, obligarnos a mirar. Entonces es cuando de pronto empezamos a ver.