Es que de verdad que me parece mentira. Otra vez lo mismo. Es que no te enteras de nada. Ya te lo puedo explicar una y mil veces.
Yo lo único que te pido es que no me mientas, que me digas la verdad. ¿Que no puedes? ¡Pues me lo dices y punto! ¡Que esto parece un patio de colegio, coño! Con tanta excusita y tanto creique y penseque.
Don creique y don penseque son primos hermanos de don tonteque.
Si cuando te lo pedí ya sabías que no lo ibas a hacer, ¡joder! Si lo sabía hasta yo. Si nunca tienes tiempo para nada. Y venga... Cada vez que te pido algo, “Sí, sí, ahora mismo”. Y nada, al final nada, como siempre.
Y mira que te lo digo y te lo repito. ¿Pero tú has visto que yo haga eso alguna vez? Cuando me pides algo y no puedo hacerlo, ¿qué te digo?, ¿eh?, ¿qué te digo, a ver? Pues que no puedo, ¡coño! Que no puedo y listo.
¡Joder, que no es tan difícil!
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
14 comentários:
Horror, ¡ataca la tribu de los bienquedas!
NáN, sáquelos del post de abajo, por amor de dios, que me están dejando los sofás del cuartito de las discusiones políticas hechos unos zorros...
No haberse metido, amiga. Y eso que Sirwood echó un quite.
A lo que íbamos sobre el bienquedismo. (a ver si con esto hay suerte).
Oí a Paul Bowles contar en una entrevista cómo los marroquíes, por amabilidad, eran expertos en el bienquedismo. Era uno de sus primeros viajes a Marruecos. Estaba en una ciudad y quería ir a un pueblo de la montaña. Preguntando, todos le decían de dónde salía el autobús (cada uno en una dirección), pero terminó por llegar a un garaje enorme, sin muro frontal, donde había un autobús viejísimo y un mecánico con un coche.
Bowles preguntó al mecánico si de allí salía el autobús para la montaña. El mecánico le respondió que efectivamente, salía al día siguiente a las 8 de la mañana.
Bowles estaba allí a las 7, con su equipaje, pero no había nadie. El primero en aparecer fue el mecánico, a las 10 de la mañana.
--¿Pero no sale el autobús?
--No señor.
--¿Y por qué me dijo ayer que sí?
--Es que parecía que le hacía tanta ilusión.
:D
El señor K., que era partidario del orden en las relaciones humanas, estuvo durante toda su vida envuelto en conflictos. En cierta ocasión se vio implicado una vez más en un asunto harto desagradable que hacía necesaria su asistencia a varias citas en diversos puntos de la ciudad bastante distantes entre
sí, en el transcurso de una misma noche. Como estaba enfermo, rogó a un amigo suyo que le prestara su abrigo. El amigo accedió, a pesar de que ello le obligaba a cancelar una pequeña cita que él mismo tenía. A últimas horas de la tarde, la posición del señor K. había empeorado hasta tal punto que las entrevistas de nada servían ya, y era preciso adoptar nuevas medidas. A pesar
de ello, y no obstante lo escaso que andaba de tiempo, el señor K. se apresuró a recoger puntualmente el abrigo que ya no necesitaba, para cumplir así su compromiso.
Bertolt Brecht
Historias de almanaque
S.
Este post pretender mostrar una situación doméstica que considero bastante habitual.
Y ahora, una pregunta: para ustedes, que sexo tiene el que habla y cual el destinatario de su discurso?
Habla una mujer, a un hombre. O un hombre a otro, o una mujer a otra.
Un hombre a una mujer, no creo.
¿Por qué? Eso quisiera saber yo...
¿Porque el destinatario intenta, sin éxito, asumir el papel del solucionador-protector?
Aún a riesgo de volver a las "generalizaciones", me suena a mujer hablándole a un hombre.
El palabro es "arify": arianizar.
(siniestra advertencia).
Y ahora, Portorosa, hablando de hombre a hombre: te gusta pisar campos minados, ¿eh?
Es una mujer hablándole a un hombre. Pero, al contrario que Portorosa, yo lo que veo es la asunción de los papeles de madre e hijo. Es decir, jústamente al contrario de lo que ves tú.
SON madre e hijo, al menos en este aspecto. Pero el destinatario trata (sin éxito, repito) de satisfacer unas expectativas (propias, familiares, sociales) que no alcanza, de desempeñar un papel que, al parecer, no es el suyo.
Aquí ella le está recriminando no haber hecho algo que ella le ha pedido, algo para ella. A un hijo se le recrimina no hacer lo que tiene que hace para él; no se le pide que nos solucione algo.
:)
¿Es que, si no, NáN, qué gracia tiene esto?
(Lo que tiene que haceR, quería decir)
PROTESTO!
Por qué saca la conclusión de que le está pidiendo algo para ella?
Tal vez lo que ha pedido es algo para ambos, pero él, en su inmadurez, considera que no cae bajo su responsabilidad. Y de ahí que se dé esta situación.
Bueno, vale para ambos, también.
Él sabe que es su responsabilidad; precisamente él se cree que es SU responsabilidad y que por tanto tiene que decir que sí, que lo va a hacer.
Pero es un merluzo que en realidad no quiere hacerlo, bien porque no es capaz, bien porque él lo único que quiere es jugar con sus juguetes.
Pero no le dejan. Tiene que sacar pecho y velar por ellos, tiene que responder, tiene que ser "su hombre".
Eso se cree él, claro. Al pobre, lo han hecho así.
Y punto.
¡¡Dios mío, y la palabra de verificaçao es "womal"!! La mujer maligna...
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