quarta-feira, 23 de setembro de 2009

El porqué de las cosas


Me cuesta mucho entender los rencores que se mantienen durante décadas, las cuentas pendientes, los resentimientos alimentados día a día, que no hacen otra cosa que no sea atarte a aquello de lo que, supuestamente, deseas liberarte.

24 comentários:

Portarosa disse...

Todas esas actitudes hostiles y a menudo relacionadas por muchos con un carácter fuerte, no son más que defensas. Defensas que hablan de nuestros límites, propias de quien tiene miedo, de quien no tiene la seguridad suficiente para dejar que la vida se le acerque toda entera.

(¡Dios, qué bonito me ha quedado!)

A filla do mar disse...

Le ha quedado precioso, sí señor!

Tiene gracia eso de la fortaleza del caracter, no?
Qué se entiende por caracter fuerte? Tener muy mala lecha, en general, lo cual nada tiene que ver con ser una persona fuerte.

Desde luego yo también considero que detrás de esos rencores se esconden muchas inseguridades.

Pero, cuál es el mecanismo que nos hace no ser capaces de perdonar una afrenta?

Portarosa disse...

Porque perdonar, a veces, es renunciar a un refugio, a cierta sensación de seguridad (aunque sea la seguridad de echar la culpa y sentirse con razón; ya sabe, el triunfo del mártir).

Y creo que, además, a menudo perdonar al otro exije mirarse a uno mismo y nos enfrenta a nuestros propios errores, difíciles de admitir.

Como para todo, para perdonar hay que estar bien.

(¡Madre mía, hoy estoy tan sabio que a ver si escribo algo, antes de que se me pase!)

Anônimo disse...

Se me está ocurriendo que voy a imprimir post y comentarios, tan sabios y apropiados, y llevarlos a los rencores y mártires con patas que me rodean.

A ver si eso ayuda...

De acuerdo en todo.
LLS.

Anônimo disse...

Sí, muy bonito, pero me parece una simplificación como otra cualquiera. Yo no creo que siempre que alguien se siente herido, ofendido, o tiene sentimientos negativos hacia alguien sea por inseguridad. A veces sencillamente no se han portado bien contigo o con alguien querido. Eso también pasa, no todo lo que ocurre es una cuestión de actitud o interpretación.

Lo que está claro es que es un sentimiento que no aporta nada bueno, que no soluciona nada y que lo único que hace es perjudicar a uno mismo. Así que lo mejor es aprender a manejarlo (a través del perdón, la disculpa, el olvido, la ignorancia .... como uno buenamente pueda.)

"El que esté libre de pecado que tire la primera piedra"

María

Portarosa disse...

Yo creo que aquí se hablaba (yo al menos lo he entendido así) de mantener esos sentimientos, esas situaciones, durante mucho tiempo. No siempre tenemos por qué perdonar, es cierto (creo que mi segundo comentario no lo deja claro), pero sí deberíamos superarlo; por nosotros mismos, ¿no?

De lo contrario, como dice Filla, ese rencor, ese encono, sólo nos lastra. Aunque el otro ni se entere.

¿No?

Portarosa disse...

Ver ese agravio (supuestamente cierto) como un límite del otro y no nuestro, creo que ayuda.

Por otra parte, una cosa es tirar una piedra y otra hablar de algo de lo que, además, ninguno se ha autoexcluido.

Besos.

Anônimo disse...

La frase de la piedra no pretendía ser ninguna acusación sino más bien algo que nos puede ayudar a perdonar o disculpar. Entiendo que tal y como la he puesto se puede interpretar así, perdóneme usted la falta de cuidado, ya sabe que yo (entre otras muchas cosas) soy de ciencias ...

Es un lastre esa actitud: totalmente de acuerdo.
Refleja inseguridad: yo creo que no siempre.

Eso es lo que yo quería decir. ¿Ha quedado claro ahora?:)

Besos a los dos.

María

Portarosa disse...

Pues a mí me parece que alguna carencia propia denota. Yo ahí veo una incapacidad síntoma de una debilidad...

Clarísimo, ahora. Un beso.

A filla do mar disse...

Yo creo que, cuando esa actitud se prolonga en el tiempo y ese rencor dura meses e incluso años, sí denota, como mínimo, que algo no anda bien.

Por supuesto que en caliente es normal, lógico e incluso diría deseable, sentirse ofendido. Pero que esa sensación dure demasiado me parece sumamente perjudicial para quien la sufre y un mal síntoma.

Para mí, detrás de esos comportamientos hay mucho de inseguridad, de baja autoestima, en muchas ocasiones disfrazada de un fuerte caracter que no es otra cosa que una máscara tras la que esconder, a los demás y sobre todo a uno mismo, las debilidades propias.

taliesin disse...

Comencé en gallego y ahora que me queda poco para salir del curre, me da pereza traducir.

O rancor pode provir da incapacidade para perdonar a alguén que nos teña desfeito unha fantasía que cimentaba unha nosa identidade querida. E tal desmentido da identidade se produce, ás veces, independentemente da intención consciente da persoa á que se lle garda rencor. Nese sentido é como si se sentira rancor do que simboliza; e aquelo que simboliza empequenecera a imaxe do noso eu.

Neste caso, a persistencia no rancor sería unha manifesta incapacidade para cimentar unha nova imaxe de sí mesmo que integre as fallas da anterior identidade denunciada, explícita ou simbólicamente, por aquel ao que se lle garda rancor. Ou dito doutra forma, o perdón sería únicamente posible, desde esta perspectiva, cando un é capaz de renunciar a unha identidade porque xa se pode acoller a outra, que integra os defeitos da anterior.

A filla do mar disse...

(...) o perdón sería únicamente posible, desde esta perspectiva, cando un é capaz de renunciar a unha identidade porque xa se pode acoller a outra, que integra os defeitos da anterior.

Clarísimo, Taliesin.

Uno no puede perdonar a los demás si no es capaz de perdonarse a sí mismo, no?

Y en esa incapacidad para perdonarse a uno mismo es donde yo veo la inseguridad. Ser capaz de reconocer el propio error, responsabilizarse y asumir las consecuencias requiere de una seguridad y una fortaleza enormes.

taliesin disse...

Sí, esa capacidad de perdonarse a sí mismo o de reconocer la propia incompletud.

Y aquí es donde ya entramos en las paradojas "orientales"... Uno es fuerte cuando es consciente de su debilidad.

No podemos, como humanos, dejar de buscar la totalidad o completud; pero solo nos acercamos a ella, en tanto reconocemos aquello que nos falta y nuestra propia parcialidad.

Por eso es bueno amar a nuestros enemigos (otra paradoja) pues son ellos los que traen la parte que dejamos fuera y que necesitamos para SER.

M Y T disse...

Tener carácter fuerte? defensas?tener miedo?ser inseguro?....amar a a nuestros enemigos?
Yo a eso lo llamo cinismo....si a mi me hacen tremenda putada y nadie me pide disculpas o intentan arreglarlo es imposible que lo olvide pase el tiempo que pase, ese dolor solo sabe uno como lo sufre.
Tan horrible creéis que soy? Pues no pienso cambiar, no voy a perdonar a quien hace daño a mi o a los míos "intencionadamente". Soy rencorosa.
Buen fin de semana a tod@s

P.D: Me refiero a cosas serias: familia, enfermedades, trabajo...

taliesin disse...

MYT, mira que es muy difícil ser rencorosa durante diez años, por ejemplo. Supone no haber cambiado nada en absoluto.

El conde de Montecristo es un buen ejemplo de cómo el rencor puede ser funcional, en un determinado momento, al ofrecer un objetivo por el que luchar. Pero también es un buen ejemplo de que, llegado un momento, el rencor se debe dejar de lado, para iniciar una nueva vida que incluya el amor que había sido herido.

Anônimo disse...

Y perdonar no es solamente asumir errores propios y someterse a jucio. Es también quedar expuesto, de nuevo. Resetear.

Y eso da mucho miedo, máxime cuando partes de una pobreza de inseguridad emocional. Cuando hay dificultades notorias para manejar situaciones de conflicto.

Y ya saben, el miedo es libre.

LLS.

M Y T disse...

Nooooo, si yo llevo una vida estupenda, intento ser feliz siempre que puedo, no sé si viviré otra vida y tengo que aprovechar esta peeeero no soy capaz de olvidar ciertas cosas, quedan almacenadas en un rinconcito de mi mente por el daño que me hicieron en su momento y que por eso no pierde su valor.
El decir que no me olvido no quiere decir que no disfrute del resto de las cosas buenas que me rodean o que viva como el conde de Montecristo, creo que no debo desperdiciar ni un segundo de mi vida en ello, no se lo merece.
Jo! Estoy dando la impresión de que me hicieron algo horrible y no es así, solo que cada uno tenemos una bara de medir las cosas, para bien o para mal....y el que diga lo contrario que tire la primera piedra ;-)

PazzaP disse...

A mí no me cuesta entender esos rencores, lo que me cuesta es mantenerlos.

Tardé unos 25 años en comprenderlos mientras alojé uno de ellos en un rinoncito de mi mente. Y la verdad es que ya no necesito ninguno más.

Portarosa disse...

Yo estoy de acuerdo con Filla, con LLS y con Taliesín; y conmigo.
Pero a la vez me pregunto: ¿cómo llamáis a lo que sentiríais por alguien que hiciera daño voluntariamente a, por ejemplo, vuestros hijos? ¿Y cómo entra ahí a jugar el perdón?

Buen fin de semana. Hasta el lunes.

Calamidad disse...

Estoy en absoluto acuerdo con MYT. Yo también me considero rencorosa. Perdono, por supuesto, pero no olvido. Lo que pasa que ese olvido tampoco me corroe las entrañas. Simplemente está ahí. Hablando vulgarmente, no me ocupa lugar.

Puede ser que sea eso falta de carácter... Tal vez. Simplemente es como una especie de chivato que salta cuando nota algo extraño, pero que para nada me hace ni infeliz, ni más insegura, ni nada.

Y yo, perdóname, Porto, pero si alguien hace daño voluntariamente a mis hijos (y eso que no los tengo), primero le escucharía, pero después lo mato. Aquí Puerto Hurraco way of life (es broooooooma).

Cal.

A filla do mar disse...

Buenos días,
en ningún caso he querido insinuar que no entienda el dolor ante la afrenta.

Por supuesto entiendo y me parece no solo normal sino sano y deseable, sentirse dolido, molesto, enfadado, etc. ante el daño que otro nos infringe. Creo, de hecho, que sentir ese dolor y reconocerlo es la única manera de comenzar a curar.

Pero, poniendo un simil físico, cuando una herida continúa doliendo durante años quiere decir que no ha curado bien. Y yo me refiero a eso. No a olvidar ni a ser insensible ante el dolor, sino a curar las heridas.

Y eso que dice Taliesin me parece muy cierto, sentir rencor durante 10 años indica que no ha cambiado nada, que nos hemos cambiado, que no hemos aprendido.

En contraposición a ese rencor no está la alegría, o la insensibilidad ante lo sucedido, no me malinterpreten, sino la superación y el crecimiento personal.

Y hablo (porque igual da la impresión de que una ha tenido una vida lisa y llana) desde la experiencia de haber sufrido mucho, pero mucho dolor y haber sido capaz (con ayuda, por supuesto) de encontrar el camino para superarlo.

Lo que plantea el Sr. Portorosa... buf! pues después de mi actuación estelar el primer día de colegio, creo que voy a necesitar infinita ayuda para mantener mi actual postura.

NáN disse...

Creo que habría que definir mejor el rencor. Me parece que es un reconcome que implica el deseo de algo malo para el agente del rencor.

Y habría que diferenciar entre el recor abierto y el que permanece oculto. El primero es estúpido (me parece), porque como en el caso de la envidia dispara contra nosotros.

El segundo es sumamente peligroso. Porque desconocemos que lo tenemos y nos mina. Pensaba que a mi padre, que murió cuando tenía 11 años, lo había olvidado. Y que con mi madre tuve una relación excelente. Pero en la terapia regresiva que sigo en Donosti fueron de los primeros en aparecer. No les había perdonado que no quisieran que yo naciera (mi nacimiento iba a ser un grave peligro de muerte para mi madre).

La primera que vez que me encontré con mi padre, me lancé a pegarle. Él simplemente se cubría de mis golpes y me decía: "no entiendes, no entiendes". A mi madre tardé varias sesiones an abrazarla.

De pronto, todo cambió, mi padre empezó a aparecer en mis sueños, por ejemplo para decirme que había decidido acompañarme en mis vacaciones. Y a mi madre terminé por darle un abrazo emocionante.

Creo que eso me ha "curado" de muchas cosas. Que he ganado la "comprensión", que he "entendido" y que he perdonado.

Ojito con los rencores "olvidados".

Portarosa disse...

Qué bien, lo que dice NáN.

Como cualquier otro miedo o debilidad, supongo que el daño de verdad lo hace cuando no se ve.

Anônimo disse...

¿Su padre murió cuando tenía 11 años? Entonces, ¿a qué edad le tuvo a usted?

Sirwood