Es una cuestión ésta, la del radicalismo, que tiene para mí un gran interés.
En el punto medio está la virtud, dicen. Sí, hombre, sí, claro. Pero desde el punto medio es difícil mover el mundo, ¿no? Que vamos, la ley de la palanca aplica para todo. ¿O no?
¿Cuantas revoluciones sociales habrían tenido lugar sin esas posturas radicales enarbolando la bandera de la lucha por aquello en lo que creían, sin tregua? ¿Cuantos avances (sindicales, de igualdad entre razas, de igualdad entre sexos, de libertad individual) se habrían conseguido desde posturas moderadas?
Y no hablo de posturas violentas, no hablo de utilizar la violencia como medio para llegar a un fin (aunque yo lo considere) legítimo. La violencia, por el momento y hasta que me demuestren lo contrario, no me parece legítima en ningún caso.
Hablo de defender lo que uno cree de forma tajante, inflexible, hasta las últimas consecuencias.
¿No es necesario, para avanzar, que algunos representen ese papel?
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
5 comentários:
Lo del punto medio es una filfa.
El PP hace una manifestación. El País, con fotos de la misma, diciendo los metros cuadrados y tirando para arriba la ocupación por metro cuadrado, da 140.000 personas. Esperanza Aguirre dice 4.000.000. ¿Tenemos que poner la mitad entre las dos cifras?
Un hombre da una paliza a su mujer. Le rompe huesos. Cada uno da una versión. ¿Vamos al punto medio?
En cuanto a la violencia, la mínima, mínima. Pero a veces es necesaria. Por eso puse ese poema de Goytisolo en tu entrada anterior.
La defensa legítima contra la violencia ilegítima.
Si quieres, seguimos hablando de esto, me encantó lo de la revolución tranquila de la mujer, pero si me atacan unos nazis y puedo, les respondo. Lo que no haré es atacarles yo.
O sea, el punto medio es una mentira.
O sea, la violencia cero es impracticable.
Para empezar, lo de que en el punto medio está la virtud, y lo de que todos los extremismos son malos, no es más que una frase: el problema empieza cuando los que dicen suscribirla tienen que definir el punto medio y los extremos; ahí ya nadie está de acuerdo.
Lo del péndulo acción-reacción es inevitable; al parecer no somos capaces de avanzar de otro modo. Pero yo creo que es una lástima que sea así, por eso yo critico las reacciones desaforadas, aunque sean comprensibles. Creo que al menos hay que saber que son desaforadas, para ir tratando de que se pasen cuanto antes.
Pero bueno, en esto, como en todo, podemos estar teóricamente de acuerdo y luego mirar alrededor y ver mundos distintos, ya se sabe.
Besos.
Rectifico, NáN. (Como ves no hacía falta mucho para hacerme cambiar de opinión)
La violencia defensiva supongo que es uno de esos casos de excepción.
Supongo, Portorosa, que es eso, un mal necesario. Pero fíjese que yo el problema lo veo casi más en aquellos que sólo reaccionan ante acciones desaforadas.
Y lo veo aquí, en mi trabajo: ya puede usted venir, con el mejor de sus talantes, a informar de que es necesario este o aquel cambio, que esto o aquello otro entraña riesgos, peligros inaceptables... que hasta que amenace usted con una buena inspección (y la multa correspondiente) aquí no mueve un dedo nadie.
Y parece que la sociedad, el mundo en general, se mueve siguiendo esta extraña regla.
Volviendo al meollo de tu post. Sí. Es necesario que nos demos cuenta de que no podemos delegar en nuestros representantes. Todos tenemos algo personal que hacer.
Es fundamental.
Y no valen las vueltas ni la dialéctica.
LLS.
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