segunda-feira, 14 de dezembro de 2009

Maternidad

"Adoptar es filiar al hijo de otros, hacerlo nuestro más allá de quererlo y tratarlo bien, hacerlo propio. Legitimarlo para que nos represente."

Cuando decidí ser madre apenas dudé si hacerlo por la vía biológica o por la adoptiva. Perpetuar mi genética o la de mi, por aquel entonces, marido no era uno de mis principales intereses. Y antes que disfrutar de la experiencia física y emocional del embarazo, me parecía prioritario que ambos recibiésemos a nuestro hijo en igualdad de condiciones.

La principal razón que me llevó a adoptar fue, como en todos los casos de padres adoptivos que conozco, el deseo (egoísta) de ser madre, de poder compartir la totalidad del proceso con mi pareja y, en último caso, si mi maternidad podía aportar algo más y cubrir la necesidad de otro, pues mucho mejor.

Yo decidí, yo pude escoger; mi hijo, no.

Por eso me parece injustificada la idea que un gran número de personas, normalmente ajenas al tema, asocian a la adopción (y mucho más a la adopción internacional): la idea de los padres como benefactores.

Mi hijo tiene una madre por mi deseo de serlo, no por el suyo. Y como él, cualquier niño adoptado. Que la situación en la que se encuentran actualmente sea mejor que la que tendrían que vivir en caso de no ser adoptados es, como mínimo, discutible, porque no debemos valorar únicamente las condiciones económicas. Y la dureza del proceso, de verse privados de todo lo que tenían, de lo que era suyo, su vida, para pasar a vivir, no poco tiempo, sustentados únicamente con la promesa de una vida mejor, no es ni mucho menos despreciable.

En cualquier caso la adopción es, como mínimo, el segundo abandono que nuestros hijos sufren en sus vidas, porque para ellos marcharse del lugar donde viven, separarse de sus compañeros, de sus cuidadores, supone un nuevo abandono. Y tardan mucho tiempo en sentir la seguridad y el arraigo suficientes para confiar en que esta nueva situación va a ser definitiva en sus vidas.

Por supuesto, creo firmemente que la vida de mi hijo mejora con el hecho de tener una familia, en la misma medida en que la mía, mi vida, mejora con su presencia. Considero que es una cuestión de equilibrio, finalmente, que tanto damos y recibimos el uno como el otro pero, repito, con una importante diferencia: él no lo escogió.

15 comentários:

M Y T disse...

Me alegro mucho de que hicieras esta entrada, estoy completamente de acuerdo contigo en todo.
Como bien dices hay mucha gente que no lo ve así, piensan que es un favor hacia el niño (por supuesto que les ayudamos) pero realmente es él niño el que nos da todo sin poder elegir.
Espero algún día poder compartir tu elección.
Bicos.

Portarosa disse...

Nunca había pensado en lo de la representación. Supongo que porque en la paternidad biológica es algo que se da por supuesto; aunque pensándolo mejor no creo que tampoco en ésta sea algo que se consiga siempe.

Legitimándolos para eso no sólo les damos algo, incluso lo mejor de nosotros (nuestro amor, nuestra atención y nuestros cuidados), sino que los consideramos tan nuestros que nos ponemos en sus manos; con la confianza e identificación que eso exige.

Una entrada muy interesante. Sobre todo, el párrafo en el que comentas que la adopción es, al principio, como otro abandono. Ayuda a centrar la situación.

Me pregunto cómo vivirán, los niños que ya sean conscientes de la situación, la incertidumbre de si serán finalmente adoptados. Y cómo, el momento, o mejor dicho la edad, en que alguno asuma que no lo va a ser.

Besos.

A filla do mar disse...

Me alegro de que te alegre, MyT. Hacía tiempo que quería hablar de este tema, y me apetece seguir haciéndolo.

Sorprende lo que alguna gente pretende exigir a los niños (incluso algunos padres), sin tener en cuenta por lo que han pasado, todo lo que han tenido que asumir y asimilar en poco, poquísimo tiempo.

Está claro que ayudamos, como dices, porque abrimos una puerta de posibilidades que, casi con total seguridad, permanecería cerrada para ellos. Pero el beneficio que ellos obtienen no siempre es superior al que obtenemos los padres, y es imposible cuantificarlo, porque no podemos saber con certeza cómo serían sus vidas ni las nuestras, sin tenernos los unos a los otros.

Yo así, de principio, tengo claro que mi hijo me ha impedido caer en el pozo al que me habría tirado de cabeza de no haber sido por él, que ha sido la cuerda a la que he podio agarrarme para mantenerme a flote.

MargotF. disse...

Me ha gustado este otro punto de vista. Nunca lo había pensado de esta manera,ponerse en lugar del otro (cosa que por cierto, y yo la primera, no se suele hacer mucho) Y si tenía algunas cosas claras, has conseguido, que me las replantee de nuevo.

Es interesante.
En cualquier caso, creo que hay que ser generoso, para tomar la decisión de adoptar un pequeño, porque implica renunciar a uno mismo para proyectarse en el otro. Ser desprendido creo que es condición "sine qua non",sería posible hacer tuyo a un pequeñ@.

Bicos

Anônimo disse...

Lo de no ver a los padres como benefactores lo comparto al cien por cien. Creo que el altruismo no es el principal motivo para la adopción (o al menos no el principal motivo de la mayoría). Aunque esto lo sabrás tú mejor que yo ¿?

Tú que conoces el tema de la adopción bien de cerca, ¿la mayoría de la gente adopta porque no puede tener hijos y quiere tenerlos o hay otras muchas razones (como por ejemplo la tuya, que me parece sorprendente) por las que la gente adopta?

Y por último, ¿qué quieres decir con "Legitimarlo para que nos represente"?

Muy interesante el tema, por cierto.

Besos.

María

A filla do mar disse...

Yo no conozco a nadie que haya adoptado y que tenga el altruismo como principal razón. De hecho, creo que si alguien lo hiciera por este motivo se llevaría un batacazo tremendo.

Hay muchos casos en los que se adopta porque no se puede tener hijos biológicos pero, cada día más, la adopción se toma no como una segunda vía sino como otra manera de ser padres, al mismo nivel que la biológica.

Las mujeres solteras, por ejemplo, ante la ausencia de pareja, en muchos casos prefieren esta vía antes que la inseminación artifial. En el caso de los hombres solteros, es el camino más fiable.

Hay muchas parejas que, habiéndose quitado el gusanillo de la paternidad biológica, escogen la adopción a la hora de tener a su segundo hijo. Hay otras muchas que no tienen especial interés en el aspecto biológico de la paternidad y escogen directamente la adopción. El razonamiento habitual suele ser: nosotros queremos tener un hijo y hay muchos hijos que quieren/necesitan tener unos padres, pues demos respuesta a ambas demandas.

Respecto a tu segunda pregunta, por "legitimarlos para que nos representen" yo entiendo identificarlos con nosotros, hacerlos nuestros, asimilarlos y asumirlos de tal manera que sintamos que nos simbolizan, que son portadores de las señas de identidad de la familia, que son, efectivamente, uno más, una parte más, y sin ellos, no seríamos lo mismo.

Portarosa disse...

Con mis hijos, yo no tengo ninguna duda de que no solo soy responsable legalmente de lo que hagan, sino que lo soy también sentimentalmente y en todos los sentidos. Que en ellos los demás me verán a mi.
Jamás me desentendería ni se me admitiría.
O sea, en resumen, que me representan.
Y eso es, creo yo: que tu hijo adoptivo sea completamente tu hijo, no solo el receptor de tu cariño y tus cuidados.

Y que el niño lo sepa.

M Y T disse...

Cuando la gente se entera de que yo he tomado la decisión (creo que nunca me vi de otra manera) de ser madre de adopción pudiendo tener hijos biológicos se sorprende, unos lo entienden, la mayoría ni lo entienden ni quieren hacerlo y otros incluso creen que cambiaré de opinión, en fin....
Siempre he utilizado para resumir mis ideas lo que llamas razonamiento habitual: yo quiero tener un hijo y hay muchos hijos que quieren/necesitan tener unos padres, pues demos respuesta a ambas demandas.
Ahora la cuestión es el tiempo, la edad para hacerlo, en mi caso creo que estoy tardando mucho (por motivos personales), que no es bueno llevarle tantos años a un niño o que sería preferible que no fuera así.....solo espero no retrasarlo mucho más y cuando lo decida hablaré contigo para que me ayudes.

Anônimo disse...

A mí también me sorprende MyT. Aunque el razonamiento "nosotros queremos tener un hijo y hay muchos hijos que quieren/necesitan tener unos padres" me parece inapelable.

Yo creo que me sorprende porque nunca me lo había planteado en esos términos. En mi caso particular, yo no quería ser madre, yo quería tener un hijo con. Si yo no tuviese pareja no tendría hijos (aunque después de tenerlos ya no me imagino mi vida sin ellos), por eso quizás me sorprende.

Pero lo entiendo, claro, lo entiendo perfectamente. Cada uno tiene sus propias motivaciones para tener un hijo. Además normalmente las motivaciones no son únicas y todas ellas condicionan el cómo y el cuándo.

María

A filla do mar disse...

MyT estaré encantada de hacerlo. Cada vez que hablo con alguien de este tema, sobre todo cuando es gente que empieza el proceso y que quiere resolver dudas, compartir miedos... me entusiasmo muchísimo porque revivo mi embarazo administrativo que fue un proceso muy emocionante y el parto, ni te cuento!!

Me encantaría enseñártelo (lo tengo grabado).

Esa falta de comprensión, que también viví (y vivo), yo creo que es normal. Se basa en la importancia que unos y otros le damos a determinadas cuestiones. Para mí el aspecto biológico es irrelevante. Que mi hijo se parezca físicamente a mí me dá lo mismo (lo cierto es que al final acaba pareciéndose, en los gestos, en la manera de hablar... hay gente que dice que tiene la misma mirada que su padre). Pero para mucha gente eso es importante porque es uno de los factores de legitimación. Ese saber que son portadores de la misma genética.

Entiendo que no lo compartan, igual que yo no comparto su interés por el embarazo o el parto. Me parece algo alucinante (me emciona y me sorprende ese milagro) pero no es prioritario en mi maternidad.

De lo que estoy casi segura es de que no se cambia de opinión.

Si necesitas un empujón para decidirte... Hablamos cuando quieras ;-)

M Y T disse...

Gracia Filla, no es precisamente un empujón lo que necesito, es más bien otra situación sobre todo, ahora, laboral.
Coincido en todo contigo o por lo menos en lo que leo y entiendo que otras personas no lo compartan, en cambio no comprendo porque esas personas no entienden nuestra postura e incluso insistan en hacerme cambiar de opinión...nadie mejor que yo sabe lo que quiero en mi vida, por lo tanto es indiscutible.
María, en mi caso no veo prioritario el tener una pareja en mi vida (aunque ahora la tengo), por eso no quiero un hijo con...en cambio si veo una necesidad y diría casi urgente (por la edad)de ser madre y como estamos comentando no precisamente de forma biológica, por lo tanto no partimos de la misma base.
Filla, un día me enseñas ese video y si puedo llevo a mi pareja....de paso no sacamos la foto para Carolaine ;-). Se la podemos mandar de felicitación de navidad!!

Anônimo disse...

MyT, yo, aunque madre biológica, te entiendo perfectamente. A mí tu elección, como la de filla, me parece absolutamente coherente y respetable, como no podría ser de otra manera.

En mi caso, la elección de la maternidad de forma biológica tampoco estuvo basada en el aspecto biológico. Tampoco sentía la necesidad (ni la siento) de que mis hijos se parezcan biológicamente a mí. En mi caso, la elección fue meramente sentimental. La principal motivación era la creación de una vida con la persona que tenía (tengo) a mi lado. Pero repito, en mi caso primaba más el “con” que la necesidad de ser madre. Por supuesto entiendo esa necesidad aunque yo no la tuviese, y ahora que lo soy, la entiendo todavía más.

Además, desde el momento que nace, el cómo se ha creado esa vida deja de tener importancia, y lo que pasa a importar es la vida que tienes ahí, delante de ti. Una vida que, aun siendo independiente, forma parte de tu propia vida como ninguna otra persona en el mundo lo ha hecho ni lo hará jamás. Te define, te cambia las prioridades, te trastoca todo tu mundo (para bien, siempre para bien), te cambia como persona. Y eso es así sea el hijo biológico o adoptado, porque lo que realmente importa es sentirlo como tal, como hijo, como un pedacito de ti, y para eso no hace falta ningún aspecto biológico de por medio.

Besos a las dos.

María

A filla do mar disse...

María, has definido el legitimarlo perfectamente
;-)

MyT, cuando quieras, de verdad. Y así conoces al enano, también.

Buenos días.

Calamidad disse...

Pues yo puedo hablar desde el otro lado, desde el lado del adoptado. Tampoco puedo decir gran cosa, pero sí que me sorprende cuando dices yo decidí [...]; mi hijo, no. Es una puntualización un poco tontorrona la que voy a hacer pero ninguno de nosotros (biológicos o adoptados) escogimos nacer. Las decisiones vitales (nuestras o de otros) vienen después del hecho de haber nacido.

Pese a que mi experiencia no es buena (no por mis padres, si no por el contexto que nos rodeaba), yo también adoptaría y precisamente por el motivo que señaláis, porque si yo quiero tener hijos y hay hijos por ahí pendientes de tener padres, ¿por qué no?

La idea de los padres benefactores me temo que es una cosa con la que tendréis que bregar toda la vida. Bien sea tu hijo, bien tú. Yo he escuchado verdaderas barbaridades que salían sin ningún tipo de reparo de la boca de algunas personas, cosas en plan qué buena labor habéis hecho con ella, si no estuvierais vosotros (les decían a mis padres) habría sido una desgraciaduca... Lindezas de ese tipo (aunque algo más tamizadas por aquello de que ahora me puedo defender verbalmente) las sigo escuchando y tengo 34 años. Es algo que estará ahí siempre.

El abandono es otra de las cosas que a mí personalmente y a otras personas que conozco en mi situación pesa. El como el chirimiri, como el calabobos que no moja y cala a todos. Está ahí sigilosa y de vez en cuando asalta. Ser abandonado al nacer (pensadlo un sólo segundo, por favor) es durísimo. Puede ser el acto más grande de amor jamás hecho (una madre o una familia que quiere dar a ese hijo un futuro mejor que el que ellos podrían ofrecerle), pero, no sé, te queda el regustillo (que no la curiosidad) de que, al fin y al cabo, te echaron de sus vidas. No es una cuestión sanguínea, no obstante, es algo complejo de explicar. Yo no siento ningún apego por mi familia biológica ni ningún deseo de conocerla.

Y, ya, ya, ya por último: MyT, yo no soy quién para dar consejos, pero si quieres ser madre no esperes más. Yo llegué a mi casa cuando mi madre tenía 42 y mi padre 50 años y si te soy sincera, más que padres he tenido casi abuelos. Parece que no pero el salto generacional existe y no veas de qué manera.

No me extiendo más.

Un beso muy fuerte.
Cal.

Xosé disse...

Encantoume escoitar as túas razóns, reflexións moi axustadas a realidade de moitas/os.

O dos fillos biolóxicos ou adoptados da moito que falar, as veces, existe esa incomprensión da que falas. Un compañeiro decíame fai uns días que non soportaría ter un fillo adoptado "competindo" en igualdade de condicións cun biolóxico... supoño que é un pouco triste velas cousas deste xeito, é como poñer a un lado os sentimentos e admitir que somos so un monton de carne.

Engadín o teu Blog a favoritos, gustoume moito: sinxelo e moi sentimental, feito por unha bela persoa.

Apertas