segunda-feira, 31 de agosto de 2009

Para acabar

El cuerpo tumbado al sol.
La arena, tan fina, que se endurece al contacto con la humedad de la piel, recién bañada.
Risas infantiles, conversaciones familiares, una brisa ligera que hace más placentero aún el reposo.

El sol reflejándose en el mar.
Ese color... parece increíble que sea real.

Que poco hace falta, a veces, para sentirse feliz.

5 comentários:

carol disse...

Sí, a menudo son las cosas más sencillas las que nos hacen felices, qué fácil parece y cuánto cuesta a veces...
Bonita imagen la que cuentas, si...
Buen día.

NáN disse...

Hay dos imágenes que quedan para siempre.
De niño, con tus padres en la playa.
Y de mayor, con tu hijo en la playa.

La de los padres era cosa de los domingos. Entre semana, mi madre me llevaba, con mi hermana, a las 9. Un baño largo que me ponía los labios morados. Hasta que me llamaba, me secaba con una toalla, me daba un vaso de café con leche de un termo (en aquel tiempo los niños tomábamos café) y una manzana. Y las las 11, en casa con las persianas bajadas.

A filla do mar disse...

Muy bonita, Carolaine, la verdad.

Me gustaría haberla fotografiado para poder enseñártela, igual que tú compartes las imágenes de esos lugares tan impresionantes.

Otra vez será...

Este fin de semana he hablado de ti ;-)

Un beso y buen día, buena semana, para ti también.

A filla do mar disse...

Anda NáN, nos hemos cruzado!!!
(Estos ciberencuentros siempre me parecen algo alucinante...)

Tienes razón en eso de las imágenes.

En mi caso no eran mis padres, sino mis abuelos y mis tíos, quienes nos llevaban a la playa. Una tropa de 11 críos más cuatro adultos metidos en 2 coches. Ni cinturones de seguridad ni ná. Hay que ver cómo cambian las cosas, eh?

Y después mi tío, que se metía al agua con nosotros (en este mar que tiene de bravo lo mismo que de hermoso), parecía una gallina agrupando a los polluelos para que no se le escapase ninguno.

Antes de tener, por fin, a mi hijo en brazos, una de las imágenes con las que más fantaseaba era la del momento de llevarlo a la playa, de bañarme con él, de hacer castillos y enormes agujeros en la arena.

Aquí el mar es muy importante y para mí, es algo vital.

carol disse...

Hablaste de mi??? Uf, eso me sigue impresionando...

Con los míos, y cuando yo era pequeña, nos pasábamos todos los veranos en la playa, cada día tras una hora y varias curvas en coche, recuerdo la sombrilla, los bocadillos y la coca-cola... recuerdo casi todos los trajes de baño que tuve (ya por entonces tenía la vena esta de la ropa), los agujeros cavados en la arena conectados unos a los otros y llenándolos de agua (con ayuda, claro, yo creo que al final terminaba mirando como lo hacían los mayores) y las olas, las recuerdo revolcándome en la orilla y con el traje de baño lleno de arena, qué días...

Ahora me gusta sentir el sol tostándome literalmente la piel, me relaja.

Hablando de playas, este fin de semana estuve en la que no hay cobertura otra vez, qué maravilla...

P.D.: Lástima de fotos...

Besos y feliz día (y menudo rollo ya de buena mañana)