La vida sin trauma no es vida. El que no sufre no vive,
estoy segura.
segunda-feira, 5 de março de 2012
Felicidad
A veces me pregunto cuánto hay de vida en el lamento,
en el dolor, en la infelicidad.
Pero a la vez, esa felicidad ingenua, de horas que pasan casi sin ser
vistas; el placer de llegar, sin más, sin esperar más, de sentarse y mirar al
techo y pensar qué haré de comer mañana; el disfrute de apagar la pantalla,
mirar el reloj y que todavía no sean las seis y media; el gozo de sentarse en
una mesa y hablar de nada durante horas, de temas ya hablados una y mil veces,
conversaciones repetidas desde hace años. ¿Quién puede decir que eso no es
también felicidad?
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Um comentário:
¿Quién?
Yo creo que eso es o no felicidad dependiendo de cómo se viva. Y que se vive de un modo u otro dependiendo del equilibrio entre expectativas y realidad; equilibrio donde influye, por ejemplo, lo que hagamos el resto del tiempo.
O sea, que esos momentos pueden ser maravillosos, un descanso donde disfrutar del placer de vivir con calma y rodeados de cariño; o pueden ser, cuando nunca hay nada más, el colmo del hastío. ¿No?
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