La tarde de ayer la pasé en la playa con mi amiga M. Está embarazada de 5 meses y feliz. Hablamos sobre todo de nosotras, de nuestras vidas y de nuestros hijos presentes (el mío) y futuros (la suya).
Y hablando hablando llegamos al tema de cómo tener a nuestros hijos.
Ella decía no entender que yo no quisiera tener un hijo biológico. Y la verdad, me cuesta explicarlo.
El embarazo me parece un proceso alucinante. Pensar que ahí dentro se está gestando un cuerpo, con su corazón, sus pulmones, su cerebro... Un cuerpo que va a ser independiente, que va a pensar, a sentir, a ser. Me resulta alucinante, increíble. Me emociona... pero, para mí, eso no tiene nada que ver con la maternidad. Me encanta verla a ella o a mi hermana, cuando estuvo embarazada, o a mis cuñadas. Notar a sus hijos moverse en su interior, ver cómo crecían, como iban cambiando, como se iban convirtiendo en ellos, me parece una experiencia alucinante, pero no la deseo.
A mí nunca me ha interesado tener un hijo, engendrarlo. Lo que me ilusionaba, lo que deseaba con todas mis fuerzas, era ser madre y, pudiendo escoger, prefería que mi maternidad aportase algo más, que no me beneficiase solo a mí, porque eso me hacía más feliz.
El milagro de la generación de vida es impresionante pero el milagro de la continuación de la vida no lo es menos.
Pensar en la otra madre de mi hijo, en que juntas hemos hecho posible que esté aquí, que exista, que crezca, que viva, que sea feliz... me conmueve. Saber que la una sin la otra no lo habríamos conseguido es algo que me produce una sensación tan increíble, tan plena, que me cuesta entender que alguien siga cuestionándose por qué no me planteo escoger otra opción.
Supongo que es difícil llegar a comprender un sentimiento, a entenderlo aunque no lo compartas. Yo la entiendo a ella pero creo que no he conseguido que ella me entienda a mí.
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
12 comentários:
Pues yo, con estas explicaciones, cadaz vez voy ententiéndolo mejor.
Pues yo te entiendo al 100%. Cuando llegue mi momento, pienso adoptar. No siento ninguna inclinación al embarazo (y especialmente al parto, brrr), y sin embargo, la idea de que uno o dos niños que ahora no tienen mucho futuro puedan tenerlo conmigo... Me emociona.
Di que no eres tan rara ;)
A mí me pasa lo mismo, claro. Pero creo que no es tan fácil de entender, mejor dicho, que no es cuestión de entender, si no de sentir. Y si no lo sientes, no lo sientes.
A mí el embarazo me parece alucinante también, pero no necesariamente tengo que pasar por ello para que me lo parezca: el embarazo de las otras madres de mis hijos es un milagro tan enorme como el de cualquier otra mujer.
Y adoptar un niño, ahijarte un niño, es un milagro y una experiencia alucinante también... al alcance de muy pocos (y hombres y mujeres por igual, en este caso). Mi padre me dijo cuando conocimos a mi hijo mayor (el lunes se cumplirán 5 años) que hay gente que sube al Everest para sentirse vivo, pero que para él, la experiencia de ver a las madres encontrándose con los hijos era más emocionante que subir ninguna montaña, su experiencia cumbre.
http://madredemarte.wordpress.com/
Quien no va a enterderte si lo explicas con tanta ternura. Yo creo que me gustaría quedarme embarazada. Pero no lo sé bien. Me haces pensar.
Un abrazo. Y, sobre el post de abajo, me alegro de esa felicidad!!
Yo te entiendo perfectamente. ;-) Nunca he tenido especial predilección por tener descendencia, pero si algún día me decidía a ello, tenía claro que optaría por la adopción y por la familia numerosa. Un hijo solo me parece un crimen para él mismo.
Pero no entiendo ese sentimiento en cuanto a la adopción cuando oigo decir que el hecho de adoptar es dar una oportunidad a alguien que de no ser así no la tendría. No nos equivoquemos: una persona cuando nace ya está aquí, ya tiene su oportunidad. Otra cosa es que en la partida de cartas que es la vida le haya tocado una buena o una mala mano. A mí mis padres también me dieron esa oportunidad y no por eso mi vida ha sido y está siendo más sencilla. No sé qué hubiera sido de mí si me hubiera quedado en la casa cuna, pero seguramente tampoco habría sido un camino de rosas.
Por cierto: un embarazo es una experiencia muy especial y difícil de explicar con palabras. No sé si será por la descarga de hormonas o qué sé yo pero es una sensación cercana a la magia y a la vez ¡tan biológica!
Besote.
Cal.
Gracias, Porto. Sabes que me gusta mucho que sea así.
No me considero nada rara, Martes, creo que como tú, como yo, hay mucha gente que siente lo mismo, pero resulta difícil explicarlo y que quien no lo sienta así pueda entenderte.
Muy de acuerdo, Madre, contigo y también con tu padre.
Muchas gracias, Aroa. J
Uy! Cal, pero yo no he hablado de darle una oportunidad, aunque, sin duda, si la adopción no existiese muchos hijos se encontrarían sin la oportunidad de tener unos padres y muchos padres sin la oportunidad de tener un hijo. Y en otros muchos casos para esos niños la probabilidad de continuar con vida sería muy escasa.
No sé en otros casos, en el de mi hijo es fácil adivinar lo que hubiera sido de él si la opción de la adopción no existiese, no habría sobrevivido.
Lo que sí me molesta es lo poco en cuenta que tiene alguna gente (normalmente la que ve la adopción desde lejos) la generosidad de nuestros hijos y el enorme esfuerzo y sufrimiento de los padres biológicos. Suele hablarse solo de la parte de los padres adoptivos y muy poco de todo lo demás.
No, no lo has dicho tú. Es una cosa que he oído continuamente a lo largo de mi vida y que me cabrea especialmente. Tienes razón, se habla mucho de los padres y muy poco de los hijos.
También es verdad que el caso de niños nacidos en países subdesarrollados es más difícil que tengan ciertas oportunidades que aquí damos por hecho que vamos a tener. Como siempre, generalizar no es objetivo. Cada caso es un mundo.
Un besote, Filla, para ti y para el pequeñajo, claro.
Cal.
Yo siempre te he entendido pero con lo bien que te explicas es difícil que el resto no lo haga.
Yo creo que hay mucha gente que no quiere entenderlo. Ejemplo: mi suegra.
Cuando no se tiene cerca, cuando no se ha vivido, creo que es normal que cueste asimilarlo.
Más que no querer entenderlo, no será que el desconocimiento de algo tan ajeno hace que le resulte difícil comprenderlo?
En cuanto se vive en primera persona, la cosa cambia. :-)
Te invito un día a Doniños y tienes una charla con ella y con su hijo.....luego me cuentas ;-)
Yo siempre quise tener un hijo biológico y uno adoptado. No quería perderme nada. Tener dos corazones dentro es un punto, pero dar otra oportunidad a un enano no tiene precio.
En mi caso, ahora, no me siento con fuerzas para adoptar un hijo... pero nunca se sabe. Entiendo perfectamente las dos posturas. y lo digo con el corazón.
Yo siempre quise tener un hijo biológico y uno adoptado. No quería perderme nada. Tener dos corazones dentro es un punto, pero dar otra oportunidad a un enano no tiene precio.
En mi caso, ahora, no me siento con fuerzas para adoptar un hijo... pero nunca se sabe. Entiendo perfectamente las dos posturas. y lo digo con el corazón.
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