Semana Santa de nuevo.
Me encanta.
Yo no soy creyente pero estas fiestas son las que más me gustan, por el ambiente, por el regreso de los que están lejos y porque son una ocasión incomparable para explicar a mi hijo un montón de cosas que, en el día a día, apenas tiene presentes: la fe, el pecado, la culpa, las distintas maneras que tenemos las personas de enfrentar la vida...
Me gusta especialmente la procesión del Santo Entierro. Es impresionante ver el féretro de cristal, el cuerpo y los penitentes que lo portan; sus capuchones negros, sus pies descalzos...
Deseo que llegue el momento, que mi hijo me pregunte quién va en esa caja, quiénes son esos hombres, por qué van descalzos y poder explicarle que hay otro modo de afrontar las dificultades, otra manera de ver la vida, de vivirla y a la vez, hacerle entender que cada uno es libre de vivir y de sentir de un modo diferente y que todo es respetable cuando se respeta a los demás.
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
4 comentários:
Olé y olé, no puedo estar más de acuerdo con las últimas líneas.
A mí la Semana Santa me da miedo. Me daba miedo de pequeño y me sigue dando miedo de mayor. Es algo que no puedo remediar. Las imágenes, los encapuchados, los sacerdotes, los guardias civiles, los tambores, los cirios, las cornetas, los encadenados...todo me resulta macabro, siniestro, aterrador.
Pues el año que viene, me llevo a tu hijo a una celebración de Semana Santa diferente, alejada de tanto trono y penitente. Mira que si se ve la luz...;)
Curiosidades de la ciencia, yo que soy creyente, aborrezco estas manifestaciones pseudo-religiosas de la Semana Santa.
Bicos.
LLS.
Muy bien dicho. Bs
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