Es difícil explicar los sentimientos de la parentalidad adoptiva, sobre todo los iniciales, cuando lo único que tienes delante de tí es una foto, de una calidad más bien horrible, que muestra a un niño lejano y desconocido.
Entiendo que, para quien no lo ha vivido de cerca, resulte difícil entender que yo, sin haberlo visto en persona, sin haberlo tocado, sentido, besado, olido... quiera ya a mi nuevo sobrino como si llevase conmigo desde el momento en que nació (tiene ahora unos 14 meses).
No hay una vinculación genética, no tiene sentido buscar parecidos, no hay una "sangre" común que justifique nuestro amor inicial, que ancle a ese niño a nosotros para siempre.
Es otra cosa. Es, más o menos, esto:
"Cuando lo veo ahí, en el vídeo, no sé explicarte la razón pero noto que lo quiero, que tengo ganas de que llegue, de abrazarlo, de estar con él. De que me quiera, que me vea, que me reconozca...
Ganas de protegerlo, de hacerle saber que soy su familia, que siempre estaremos aquí, yo y los demás, para cuidarlo, siempre.
No sé como sería si en lugar de ser él fuese el hijo biológico de mi hermana. Y fíjate que supongo que el instinto de protección sería menor, seguro, porque no puedo obviar su historia, que pesa tanto en los sentimentos que tengo hacia él.
Supongo que lo que nace es la responsabilidad sobre ese niño, la responsabilidad de sacarlo adelante, de ser su familia, de merecer serlo.
Como decía Carmen, me parece increible que nos confíen una vida, así, sin más, solo por ser nosotros."
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
3 comentários:
esto no está tan lejos como parece del cuentito que subí.
Unos sentimientos muy bonitos. Bs
E eu que pensaba que era inexplicable. Pois non.
Para mostra, un botón.
Bicos
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