quinta-feira, 24 de novembro de 2011

Lo lamento cada día

Los días pasan y me voy agotando. Cada día un poco más.

Hago la cuenta de lo que me queda. Intento no pensar en el próximo lunes, el próximo martes...

Pasan las horas y siempre es tarde al llegar a casa. Cuando cierra los ojos y se duerme, cada vez, siento esa punzada que me dice que se esfumó un día más, que ya no vuelve, que yo lo he perdido sentada en esa silla ganando un pan que ni siquiera tengo tiempo a disfrutar.

7 comentários:

Anônimo disse...

¿Y es coyuntural o estructural? ¿Hay alguna forma de cambiarlo?

http://madredemarte.wordpress.com/

A filla do mar disse...

Pues no lo tengo claro, Madre. Mucho me temo que es estructural y que irá a peor (como todo parece ir a peor en este momento a nivel global, no?).

De joven, perdí muchos días de mi vida trabajando como una burra pero no me pesaban tanto. Sabía que eso me conduciría a algo mejor. Ahora, cada día que pasa en estas condiciones, lo lamento. Lo lamento enormemente.

Me pierdo tantas horas de la vida de Cibrán, tanto tiempo que sé que ya es irrecuperable...

Anônimo disse...

Yo soy muy afortunada: he conseguido organizar mi horario para que se adapte a mi vida (y a mis hijos... que son mi vida en esa etapa). Con la ayuda de extraescolares, pero ocupándome yo de todo.

Y sí, podría ser mejor. Pero peor también.

También hubo épocas en las que trabajé muchas horas, y eso me hacía felz. Ahora me hace feliz saber que me sirvió para saber que no quiero trabajar tantas horas nunca más...

Ojalá encuentres la manera de conciliar y reconociliarte con el horario laboral.


http://madredemarte.wordpress.com/

taliesin disse...

Supoño, filla, que estes laios diarios non son un problema e que tan só son dados, ou? :)

A filla do mar disse...

:-)

M Y T disse...

Siempre he pensado que si algún día tuviera hijos no podría verlos crecer trabajando mañana y tarde...y llegando muy tarde para ellos. Además yo aquí no tendría ayuda de la familia como mis amigas, así que todo sería aún más complicado.
Es una injusticia pero por desgracia la vida es así y hay que aprender a llevarla lo mejor posible.
Ánimo guapa!

Calamidad disse...

Aquí está el gran reto de la conciliación trabajo-familia, Filla. A mí me encantaría poder llevar a mi hijo al trabajo (si tuviera hijo y trabajo), al menos hasta que ya sea una personita relativamente independiente, como lo es Cibrán.

No te culpes por no pasar todo el tiempo que quisieras con él e intenta aprovechar al máximo el poquito que estáis juntos. Exiguo, seguro, pero de calidad, también.

Un besazo, sol.