Me asombra cómo reaccionamos ante la muerte, sobre todo ante las muertes imprevisibles. Los comentarios siempre son: “¿Pero si hace una semana aún lo vi por la calle!”, “¡Si hace un par de días me llamó para resolver un asunto!”, “¡Si lo saludé ayer por la mañana!”...
No acabamos de asumir que la muerte es así: ahora estás vivo y un segundo después estás muerto; y que es habitual que esto ocurra así, sin previo aviso.
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
3 comentários:
la muerte es lo único seguro en esta vida ,pero siempre nos pilla por sorpresa.
Unbesazo
ES que realmente cuesta creer que alguien, todas esas miles de grandes y pequeñas cosas que conforman que uno sea alguien, desaparezcan, se esfumen de este mundo sin apenas dejar rastro. Es tan absurdo que a menudo la respuesta es: ¡no puede ser! Y tanto que puede ser, cada día, cada hora, cada minuto.
Me acuerdo con tu post de una amiga blogueril que enfermó de cáncer y, durante sus sesiones de quimio, tuvimos una fluida correspondencia por email.
El día que empezó la segunda tanda de quimio me decía que estaba literalmente acojonada, pero no por ella, sino por su hija. Y luego se desdecía lanzándome frasecillas del estilo "como si no me pudiera atropellar un coche ahora mismo mientras cruzo la calle".
Se murió de un día para otro. Aunque tanto ella como yo lo intuíamos, yo me llevé una muy mala sorpresa.
Y así de repente dejé de tener un correo casi diario en mi bandeja de entrada para siempre.
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