sexta-feira, 11 de fevereiro de 2011

Puntos de vista

Acabábamos de pararnos delante de un músico que toca la trompeta en la calle y le habíamos echado un par de monedas. Continuábamos paseando cuando un hombre pidiendo limosna se acerca y me dice:
- Para comer, señora.

Niego con la cabeza y seguimos caminando.
Cibrán va repitiendo, “Para comer, para comer...”
- ¿Qué dices?
- Para comer, como ese señor.
- Si, estaba pidiendo dinero.
- Ya, pero no le dimos monedas porque nosotros no queremos comer ahí, ¿verdad?

2 comentários:

NáN disse...

Si los niños no existieran, habría que inventarlos. Para no volvernos locos en nuestra estupidez.

A filla do mar disse...

Y qué rápido lo perdemos, el niño...

Un beso, NáN.