Hace unos días sucumbí a la tentación (¡madre mía! quién me ha visto y quién me ve...) y me compré un chaleco de esos de peluche imitando piel, con el firme propósito de devolverlo al cabo de un par de días.
El caso es que me lo probé en casa, me miré, me remiré, me gustó y me lo quedé.
Muy ufana me fui a la oficina enfundada en mi nueva adquisición y orgullosa de mi valentía.
Estaba bajándome del coche cuando un compañero del almacén pasa a mi lado, me mira y me dice muy serio:
- Bueno, muller, atropelláche-lo can pero polo menos tiveches o detalle de recollelo.(1)
Y bueno, esa fue la primera...
(1) Bueno, mujer, atropellaste al perro, pero al menos tuviste el detalle de recogerlo.
La derivada racista de la DANA
Há uma semana
5 comentários:
jejejejejeeje.......ni caso! yo caí el año pasado y estoy encantada con mi abrigo, estoy deseando que venga más frío y menos lluvia para ponerlo de nuevo, la cuestión es abrigarse. Bicosss
Si es que... con lo mona que está usted con cualquier cosita. No se me decore!.
Bicos.
LLS.
es que hay prendas tan tentadoras que una se pondría si estuviese en una ciudad desconocida
pero por no escuchar...
Tengo que reconocer que yo soy bastante exhibicionista y que me gusta que me digan esas cosas, porque eso quiere decir que me miran y a mí, que me miren, me encanta.
(Menos mal que no he nacido guapa, no habría quien me aguantase...)
Pero aparte de eso, es que el chaleco es chulísimo!!
:-)
Pues yo pensé que no, pero desde que he tenido carencia prácticamente absoluta de tiendeo, me encanta ir de tiendas y mirar y, si quiero y puedo, me lo compro.
Postar um comentário