Salí de la oficina a hacer unas gestiones y por la calle me encontré con un matrimonio, amigos de mis padres. Son de esos amigos presentes en gran parte de mis recuerdos infantiles. Amigos de toda la vida a los que hacía mucho tiempo que no veía.
Él era marino mercante, como mi padre, ella ama de casa, como mi madre. Tuvieron 4 hijos, mis padres 5.
La situación de su familia y la de la nuestra las supongo muy parecidas. Y no me refiero solo al aspecto económico, también a un entorno repleto de apoyos, a un nivel sociocultural similar y sobre todo a unos intereses, como personas y como padres, compartidos.
Mientras hablaba con ellos, apenas 5 minutos, en sus miradas, además de la evidente alegría por volver a vernos después de no sé cuántos años, veía tristeza, desasosiego y mucha, muchísima preocupación.
Me parecieron muy mayores, casi ancianos.
Y yo he pensado en mis padres y en sus miradas, alegres y tranquilas.
Y me he alegrado de que mi padre haya dejado de trabajar hace más de 15 años y hayan sabido, tanto él como mi madre, seguir disfrutando de la vida.