Siempre me he considerado buena persona, supongo que como todo el mundo, aunque soy consciente de que he mejorado en los últimos años.A pesar de que tengo un carácter fuerte, creo que no soy rencorosa y me resulta imposible mantener una enemistad con alguien durante mucho tiempo. Suele pasarme que me olvido, que me enfrío, que de repente ya no recuerdo el porqué o que simplemente aquel porqué ya no tiene peso y el rencor desaparece para dejar paso, normalmente, al cariño o, en casos aislados, a la indiferencia.
Por eso me resulta tan difícil comprender esos odios, esos rencores que se perpetúan día tras día, año tras año y hacen tan difícil la convivencia y provocan tanto daño.
Um comentário:
Yo creo que, en general, esos odios, esos rencores, persisten en quienes los necesitan. Que son la manera de no enfrentarse con uno mismo; de desplazar la culpa hacia los demás.
Sin embargo, me imagino qué se puede sentir, por ejemplo, hacia quien la haga daño a tu hijo. Imagínate que alguien le hace daño de verdad, quizá para siempre. ¿Es también una necesidad, odiarlo, para no enloquecer? No lo sé.
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