Hoy he llegado a la oficina como quien llega a casa a pasar la tarde, tranquila y con ganas.
Trabajaré toda la jornada, sin descanso, porque me permito el lujo de llegar más tarde para dejar a Cibrán en el colegio y eso me obliga a recuperar durante el almuerzo la hora perdida. Y lo como aquí, en mi mesa, delante de la pantalla del ordenador: las lentejas humeantes, el yogur, la manzana...
Al otro lado de la cristalera, mi compañera más querida me hace un guiño, un comentario, una llamada de teléfono para saber si las lentejas están buenas...
El mejor momento es ese, cuando casi todos se han ido para hacer la pausa del mediodía y solo nos quedamos ella, yo y algún otro incauto.
Fuera está lloviendo. Cuesta creer que hace una semana estábamos en la playa. Llueve y hace frío. Y hay muchas ganas de lluvia y de frío.
En unos días Cibrán celebrará su quinto cumpleaños. Con él, yo celebraré el cuarto aniversario de mi nueva vida.
terça-feira, 25 de outubro de 2011
terça-feira, 18 de outubro de 2011
Educar
El sábado fuimos al cumpleaños de un compañero de clase de Cibrán.
Cuando estábamos a punto de irnos, el grupo de amigos de mi hijo estaba jugando en un arenero con unos vasos de cartón que les había entregado una de las madres.
- Recoged cada unos sus vasos y tiradlos.- dijo.
Yo ví unos cuantos vasos más tirados debajo de un banco y los avisé:
- Mirad, allí hay algunos en el suelo.
A lo que la otra madre respondió:
- Pero esos no son suyos.
- Bueno, pero están allí tirados y no pasa nada porque los recojan también.
-¡Ay! De eso nada, cada uno que se encargue de lo suyo.
Mi hijo y yo los recogimos y los tiramos a la papelera.
Triste, ¿no?.
Cuando estábamos a punto de irnos, el grupo de amigos de mi hijo estaba jugando en un arenero con unos vasos de cartón que les había entregado una de las madres.
- Recoged cada unos sus vasos y tiradlos.- dijo.
Yo ví unos cuantos vasos más tirados debajo de un banco y los avisé:
- Mirad, allí hay algunos en el suelo.
A lo que la otra madre respondió:
- Pero esos no son suyos.
- Bueno, pero están allí tirados y no pasa nada porque los recojan también.
-¡Ay! De eso nada, cada uno que se encargue de lo suyo.
Mi hijo y yo los recogimos y los tiramos a la papelera.
Triste, ¿no?.
segunda-feira, 10 de outubro de 2011
De cores
Cuando estábamos en la última fase de la adopción de mi hijo (ya teníamos asignación y estábamos a punto de viajar a buscarlo) la TVG se puso en contacto con nosotros. Querían hacer un reportaje sobre una adopción y querían saber si nos interesaría participar.
La cuestión consistía en que nos harían una entrevista previa al viaje. Nos darían una cámara y muchas cintas con las que nosotros deberíamos grabar todo lo que nos apeteciese de nuestra estancia allí. Y mientras tanto, en nuestra ausencia, ellos entrevistarían a nuestra familia y a otras personas (médicos, administración, asociaciones...) relacionadas con el tema.
A nuestro regreso estarían esperándonos para grabar nuestra llegada a Galicia y, con todo ese batiburrillo, harían un reportaje.
Accedimos porque nos pareció un bonito regalo para Cibrán.
Recibimos el resultado (una copia del reportaje) cuatro meses después de haberlo grabado (en plena vorágine de nuestra separación. Tiene gracia, no?).
Y resulta que el pasado sábado, a eso de las 11 de la noche, la TVG2 lo ha sacado en antena.
Vaya vuelco que ha dado mi vida, nuestra vida, desde entonces.
La cuestión consistía en que nos harían una entrevista previa al viaje. Nos darían una cámara y muchas cintas con las que nosotros deberíamos grabar todo lo que nos apeteciese de nuestra estancia allí. Y mientras tanto, en nuestra ausencia, ellos entrevistarían a nuestra familia y a otras personas (médicos, administración, asociaciones...) relacionadas con el tema.
A nuestro regreso estarían esperándonos para grabar nuestra llegada a Galicia y, con todo ese batiburrillo, harían un reportaje.
Accedimos porque nos pareció un bonito regalo para Cibrán.
Recibimos el resultado (una copia del reportaje) cuatro meses después de haberlo grabado (en plena vorágine de nuestra separación. Tiene gracia, no?).
Y resulta que el pasado sábado, a eso de las 11 de la noche, la TVG2 lo ha sacado en antena.
Vaya vuelco que ha dado mi vida, nuestra vida, desde entonces.
quinta-feira, 6 de outubro de 2011
Salud, dinero y amor
¿En qué orden?
Para mí: "Amor, salud y dinero".
Y cuánto más tiempo pasa, más convencida estoy.
Para mí: "Amor, salud y dinero".
Y cuánto más tiempo pasa, más convencida estoy.
terça-feira, 4 de outubro de 2011
La red
En mi casa somos cinco hermanos. De los cinco, cuatro tienen dos hijos y solo yo me he quedado con un hijo único. Esto nos da la nada despreciable cantidad de nueve nietos para mis padres.
Mi hermano pequeño vive en Santiago y el segundo vive en Coruña, el resto en Ferrol. Bueno, no exactamente, porque el tercero vive en México, aunque su familia sigue aquí.
El caso es que, con la que está cayendo, todos, exceptuando el de Coruña, cuyos hijos ya son más mayorcitos, tiramos de abuelos, tíos, conocidos... para cuidar de nuestros hijos mientras nosotros estamos ganándonos el pan. Es una red enorme en la que todos nos sostenemos gracias a los demás.
Así, los lunes mi hijo se queda con mi madrina, los martes con mis padres, pero mi hermana lo lleva a música, los miércoles con mi hermana, que lleva al mío y a los suyos a atletismo, los jueves (por fin!) aunque come con mis padres, lo recojo temprano porque tengo la tarde libre y los viernes mi hermana lo lleva a piscina y yo lo recojo allí. A esto le sumamos dos mañanas en las que lo dejo a desayunar en casa de mi cuñada y desde allí se va al cole con sus primos.
Según esto, hoy martes mi hijo comía en casa de sus abuelos y mi hermana lo recogería para llevarlo a clase de música pero... una de mis sobrinas de Santiago se puso enferma, así que allá fueron mis padres para poder atenderla. Y pusieron en marcha el dispositivo de urgencia: madrina, hermana, cuñada y toda la tropa.
Olvidándonos por un momento de todos los inconvenientes, ¿no resulta extremadamente gratificante sabernos tan bien rodeados?
¿Seré capaz alguna vez de agradecerlo sufientemente?
Mi hermano pequeño vive en Santiago y el segundo vive en Coruña, el resto en Ferrol. Bueno, no exactamente, porque el tercero vive en México, aunque su familia sigue aquí.
El caso es que, con la que está cayendo, todos, exceptuando el de Coruña, cuyos hijos ya son más mayorcitos, tiramos de abuelos, tíos, conocidos... para cuidar de nuestros hijos mientras nosotros estamos ganándonos el pan. Es una red enorme en la que todos nos sostenemos gracias a los demás.
Así, los lunes mi hijo se queda con mi madrina, los martes con mis padres, pero mi hermana lo lleva a música, los miércoles con mi hermana, que lleva al mío y a los suyos a atletismo, los jueves (por fin!) aunque come con mis padres, lo recojo temprano porque tengo la tarde libre y los viernes mi hermana lo lleva a piscina y yo lo recojo allí. A esto le sumamos dos mañanas en las que lo dejo a desayunar en casa de mi cuñada y desde allí se va al cole con sus primos.
Según esto, hoy martes mi hijo comía en casa de sus abuelos y mi hermana lo recogería para llevarlo a clase de música pero... una de mis sobrinas de Santiago se puso enferma, así que allá fueron mis padres para poder atenderla. Y pusieron en marcha el dispositivo de urgencia: madrina, hermana, cuñada y toda la tropa.
Olvidándonos por un momento de todos los inconvenientes, ¿no resulta extremadamente gratificante sabernos tan bien rodeados?
¿Seré capaz alguna vez de agradecerlo sufientemente?