Pues sí, por suerte. Y este año, también.
Ha sido un año malo, en resumen, lleno de tristeza, desencanto, decepciones... Con pocos momentos buenos y muchos malos.
Pero, como todo, se acaba. Y yo lo acabo feliz, tras una noche en una magnífica compañía que me demuestra, una vez más, que la vida está ahí, esperándome, y que estoy obligada a vivirla lo mejor posible porque ese es, al fin y al cabo, el sentido de esto.
Nos espera un año entero, con sus 365 días nuevos, inmaculados, listos para vivirlos. Os deseo que los disfrutéis todo lo que podáis para que dentro de un año podamos mirarlos con la sensación de haberlos aprovechado.
¡¡¡Feliz 2014!!!
terça-feira, 31 de dezembro de 2013
segunda-feira, 25 de novembro de 2013
Decadencia
La rodilla, después de estar mucho tiempo en la misma posición, me cruje un poco al moverla.
Por el resto, apenas noto deterioro en el cuerpo. De hecho, me encuentro mejor que hace algunos años.
Peso lo mismo que a los 20 (si es cierto aquello de que las mujeres, al envejecer, o se ajamonan o se amojaman, mucho me temo que soy de las segundas), y hago más ejercicio y me cuido más que nunca.
Es en la cara donde veo el paso de los años.
A veces, al encontrarme con mi reflejo sin esperarlo, no siento que sea yo esa a la que veo. Esa cara no me pertenece, ni a mí ni a mi cuerpo.
Supongo que a envejecer se acostumbra una con los años.
Por el resto, apenas noto deterioro en el cuerpo. De hecho, me encuentro mejor que hace algunos años.
Peso lo mismo que a los 20 (si es cierto aquello de que las mujeres, al envejecer, o se ajamonan o se amojaman, mucho me temo que soy de las segundas), y hago más ejercicio y me cuido más que nunca.
Es en la cara donde veo el paso de los años.
A veces, al encontrarme con mi reflejo sin esperarlo, no siento que sea yo esa a la que veo. Esa cara no me pertenece, ni a mí ni a mi cuerpo.
Supongo que a envejecer se acostumbra una con los años.
sexta-feira, 11 de outubro de 2013
Manda carallo
Venía hacia casa en el coche, después de salir del trabajo, escuchando la radio, y la periodista nos comunica que el gobierno va aa probar una no-sé qué que va a permitir detectar cobros indebidos de prestaciones de desempleo y rechazos a ofertas de empleo ajustadas al perfil del solicitante.
Y me ha venido a la boca una carcajada porque, viendo lo que veo todos los días, me pareció una broma...
¿Para detectar los pagos por debajo del salario que marca el convenio (porque no conozco ninguna empresa, NINGUNA, que pague las horas extras a sus empleados de oficina), o los contratos en categorías inferiores al perfil del trabajador y al trabajo que desarrolla, etc.; para eso no van a aprobar ninguna medida especial?
Yendo al cuerpo del asunto:
me parece estupendo que luchen contra el fraude en el cobro de prestaciones. Pero con el tema de las ofertas de empleo rechazadas... ahí ya nos metemos en un terreno un pelín pantanoso.
Porque, si a mí, Ingeniera Industrial, me ofrecen un trabajo en Coruña (yo vivo en Ferrol), en el sector de metal, con un horario de 9:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00, de lunes a viernes, yo voy a cobrar unos 25.800€ al año, que son 1842€ al mes, en neto pasarían a ser 1.520€ (con un IRPF del 12%).
Para poder ir a trabajar me gasto mensualmente en gasolina 200€ y 132€ en peajes. Me quedan 1.188€.
Pero como salgo de Coruña a las 7 de la tarde y no llego a mi casa hasta las 8, y mi hijo (porque soy divorciada y tengo un hijo) sale del colegio a las 2, pues de 2 a 8 me quedan 4 horas en las que, con suerte, podré meterlo en alguna actividad extraescolar.
Supongamos que lo consigo y que las 5 tardes tiene actividades (una hora cada tarde) que me suponen 20€ al mes cada actividad (son de las baratas). Me quedan 100€ menos, 1088€.
Las otras 3 horas, no lo voy a dejar solo en la calle (tiene 7 años), así que contrato a una persona para que lo atienda, con tal suerte que solo me cobra 6€ la hora (aquí suelen cobrar a partir de 9€). Eso me supone 396€ menos. Estamos en 692€.
Pago el alquiler (500€) y los recibos (sobre 100€, los básicos) y me queda la escalofriante cantidad de 92€ para hacer frente a la vida del mes: comer, vestirnos, comprar material escolar... en fin, vivir.
Bueno, pues para que yo no rechace ese trabajo, el gobierno acaba de aprobar no sé qué insulto de medida.
Claro que yo podría cambiarme de ciudad. A eso le llaman movilidad geográfica, creo.
Y me ha venido a la boca una carcajada porque, viendo lo que veo todos los días, me pareció una broma...
¿Para detectar los pagos por debajo del salario que marca el convenio (porque no conozco ninguna empresa, NINGUNA, que pague las horas extras a sus empleados de oficina), o los contratos en categorías inferiores al perfil del trabajador y al trabajo que desarrolla, etc.; para eso no van a aprobar ninguna medida especial?
Yendo al cuerpo del asunto:
me parece estupendo que luchen contra el fraude en el cobro de prestaciones. Pero con el tema de las ofertas de empleo rechazadas... ahí ya nos metemos en un terreno un pelín pantanoso.
Porque, si a mí, Ingeniera Industrial, me ofrecen un trabajo en Coruña (yo vivo en Ferrol), en el sector de metal, con un horario de 9:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00, de lunes a viernes, yo voy a cobrar unos 25.800€ al año, que son 1842€ al mes, en neto pasarían a ser 1.520€ (con un IRPF del 12%).
Para poder ir a trabajar me gasto mensualmente en gasolina 200€ y 132€ en peajes. Me quedan 1.188€.
Pero como salgo de Coruña a las 7 de la tarde y no llego a mi casa hasta las 8, y mi hijo (porque soy divorciada y tengo un hijo) sale del colegio a las 2, pues de 2 a 8 me quedan 4 horas en las que, con suerte, podré meterlo en alguna actividad extraescolar.
Supongamos que lo consigo y que las 5 tardes tiene actividades (una hora cada tarde) que me suponen 20€ al mes cada actividad (son de las baratas). Me quedan 100€ menos, 1088€.
Las otras 3 horas, no lo voy a dejar solo en la calle (tiene 7 años), así que contrato a una persona para que lo atienda, con tal suerte que solo me cobra 6€ la hora (aquí suelen cobrar a partir de 9€). Eso me supone 396€ menos. Estamos en 692€.
Pago el alquiler (500€) y los recibos (sobre 100€, los básicos) y me queda la escalofriante cantidad de 92€ para hacer frente a la vida del mes: comer, vestirnos, comprar material escolar... en fin, vivir.
Bueno, pues para que yo no rechace ese trabajo, el gobierno acaba de aprobar no sé qué insulto de medida.
Claro que yo podría cambiarme de ciudad. A eso le llaman movilidad geográfica, creo.
domingo, 6 de outubro de 2013
SEMANA 40, final.
La existencia de un destino del que no podemos escapar, igual que la del suicidio como salida posible, son ideas que, en el fondo, me resultan liberadoras.
quinta-feira, 3 de outubro de 2013
SEMANA 40: muchas semanas después
Según he ido creciendo, cuando me he encontrado con antiguos amigos y compañeros del colegio ejerciendo de adultos (de médicos, enfermeros, abogadas, barrenderas, dependientes de tienda, profesores...) siempre he tenido la sensación de estar jugando, como cuando éramos niños. La sensación de que la vida es, al final, como jugar a las casitas.
***
He cogido un libro en su casa dedicado con un "Te quiero" del cual yo no era la destinataria. Un "Te quiero" escrito hace años, cuando mis "Te quieros" también tenían otro destinatario distinto de él.
***
La vida no deja de ser eso, un juego en el que cada uno va cambiando de papel. Cuando lo pienso, cuando lo veo así, entonces todo se vuelve leve, liviano, ya nada es tan grave como para hacerme llorar.
***
He cogido un libro en su casa dedicado con un "Te quiero" del cual yo no era la destinataria. Un "Te quiero" escrito hace años, cuando mis "Te quieros" también tenían otro destinatario distinto de él.
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La vida no deja de ser eso, un juego en el que cada uno va cambiando de papel. Cuando lo pienso, cuando lo veo así, entonces todo se vuelve leve, liviano, ya nada es tan grave como para hacerme llorar.
sexta-feira, 23 de agosto de 2013
SEMANA 34
La vuelta al trabajo ha sido dura: madrugones a las 5 y media de la mañana, jornadas laborales de más de 10 horas y después, para recuperar lo perdido, una hora de gimnasio (he descubierto el bodycombat y me encanta!!!).
A pesar de lo que pueda parecer, ha sido una semana buena, muy buena. Incluso la ausencia de Cibrán la he vivido de un modo bastante constructivo y nuestra conversación telefónica diaria me ha dejado contenta. Y a él también.
Pero esta semana ha sido, sobre todo, musical.
Ayer descubrí estas dos canciones: señales de la vida.
Y ahora, acabo de descubrir esta otra, que no conocía. Este año, en unos días, se cumplen seis años desde que me separé del padre de Cibrán. Él está casado desde hace tiempo. Hasta ahí las coincidencias. El resto, por suerte, no se cumple. Pero me ha hecho gracia al escucharla.
A pesar de lo que pueda parecer, ha sido una semana buena, muy buena. Incluso la ausencia de Cibrán la he vivido de un modo bastante constructivo y nuestra conversación telefónica diaria me ha dejado contenta. Y a él también.
Pero esta semana ha sido, sobre todo, musical.
Ayer descubrí estas dos canciones: señales de la vida.
Y ahora, acabo de descubrir esta otra, que no conocía. Este año, en unos días, se cumplen seis años desde que me separé del padre de Cibrán. Él está casado desde hace tiempo. Hasta ahí las coincidencias. El resto, por suerte, no se cumple. Pero me ha hecho gracia al escucharla.
sexta-feira, 16 de agosto de 2013
SEMANA 33
La noche es cálida.
Apago las luces de la cocina y me siento en las escaleras del patio. Solo el run run de la lavadora rompe este silencio extraño. Apenas veo luces en las ventanas vecinas. La luna creciente brilla casi como si fuese llena.
Las plantas han sobrevivido a nuestra ausencia. Supongo que alguna mano maternalmente caritativa ha impedido la catástrofe.
Cibrán ya duerme. Se desplomó sobre la mesa mientras acababa su leche con cereales.
¡Qué envidia de infancia! ¡Qué manera de disfrutarlo todo! ¡Qué placer poder verlo desde aquí!
Se acaban las vacaciones. Tan solo tres días me separan de la vuelta a la oficina y, a pesar de todo, me siento bien, animada, ilusionada ante el reto de continuar.
Hemos dejado la playa, el sol, el mar a primera hora de la mañana: la ilusión de mi vida. Y volvemos a casa, con energías renovadas, con amores renovados, con pasión.
Apago las luces de la cocina y me siento en las escaleras del patio. Solo el run run de la lavadora rompe este silencio extraño. Apenas veo luces en las ventanas vecinas. La luna creciente brilla casi como si fuese llena.
Las plantas han sobrevivido a nuestra ausencia. Supongo que alguna mano maternalmente caritativa ha impedido la catástrofe.
Cibrán ya duerme. Se desplomó sobre la mesa mientras acababa su leche con cereales.
¡Qué envidia de infancia! ¡Qué manera de disfrutarlo todo! ¡Qué placer poder verlo desde aquí!
Se acaban las vacaciones. Tan solo tres días me separan de la vuelta a la oficina y, a pesar de todo, me siento bien, animada, ilusionada ante el reto de continuar.
Hemos dejado la playa, el sol, el mar a primera hora de la mañana: la ilusión de mi vida. Y volvemos a casa, con energías renovadas, con amores renovados, con pasión.
terça-feira, 23 de julho de 2013
SEMANA 30
Lo bueno de estar rodeada de gente que te quiere es que se preocupan por ti, piensan en ti y, cuando tú estás atorada, son capaces de encontrar soluciones y mostrártelas. Así de fácil.
El domingo nos reunimos, casi todos, en casa de mis padres.
Tras años de darle vueltas a lo mismo, de soñar una y otra vez, de planteármelo sabiendo que no sería capaz, mi hermano B me lo dejó claro: "Tu no vas a sacarte una oposición en tu vida. Deja de pensar en eso."
¡Por fin! Es cierto, no estoy dispuesta a ese sacrificio, a prescindir de mi vida y, sobre todo de Cibrán, durante el tiempo necesario y suficiente. No estoy dispuesta a no tener tiempo libre, a no pensar en nada más que en estudiar. No lo estoy.
Ayer por la noche me llamó mi prima S: "Olvídate de tus debilidades, centrémonos en tus fortalezas y después, cuando te desbloquees, ya nos ocuparemos de arreglar eso."
¿Qué es lo que más me interesa? Las personas.
¿Qué es lo que le da sentido a mi vida? Sentirme útil.
¿Qué sé hacer? Organizar.
Pues creo que he encontrado un camino posible.
Y esta mañana, yendo a trabajar, ha sonado esta canción:
El domingo nos reunimos, casi todos, en casa de mis padres.
Tras años de darle vueltas a lo mismo, de soñar una y otra vez, de planteármelo sabiendo que no sería capaz, mi hermano B me lo dejó claro: "Tu no vas a sacarte una oposición en tu vida. Deja de pensar en eso."
¡Por fin! Es cierto, no estoy dispuesta a ese sacrificio, a prescindir de mi vida y, sobre todo de Cibrán, durante el tiempo necesario y suficiente. No estoy dispuesta a no tener tiempo libre, a no pensar en nada más que en estudiar. No lo estoy.
Ayer por la noche me llamó mi prima S: "Olvídate de tus debilidades, centrémonos en tus fortalezas y después, cuando te desbloquees, ya nos ocuparemos de arreglar eso."
¿Qué es lo que más me interesa? Las personas.
¿Qué es lo que le da sentido a mi vida? Sentirme útil.
¿Qué sé hacer? Organizar.
Pues creo que he encontrado un camino posible.
Y esta mañana, yendo a trabajar, ha sonado esta canción:
sexta-feira, 19 de julho de 2013
SEMANA 29
En menos de una semana estaré de vacaciones.
Este año, la llegada tan tardía del sol y del calor ha hecho que apenas tenga sensación de verano, a pesar de que hemos ido a la playa, nos hemos bañado y estamos sudando de lo lindo.
La casa, desde el robo, cerrada a cal y canto. Qué pena...
Llegarán las vacaciones y por fin podremos dormir a pierna suelta. Iremos a andar en bici por las mañanas y desayunaremos en el patio, si el tiempo acompaña.
Y volveremos a Vicedo...
El verano me gusta, a pesar de que soy persona de invierno.
Un amigo y yo, hace años, sacamos la teoría de que las personas se dividen entre verano e invierno. A mí, claramente, me tocó ser invierno. Pero me gusta el calor, la playa, el crujir de la arena en el suelo de la cocina y del baño, los restos de salitre en la piel reseca por el sol. Y los ojos de Cibrán, enrojecidos de tanta agua.
Pero este verano es raro, incierto. Algo así como un trampolín que me lanzará a un espacio desconocido.
Este año, la llegada tan tardía del sol y del calor ha hecho que apenas tenga sensación de verano, a pesar de que hemos ido a la playa, nos hemos bañado y estamos sudando de lo lindo.
La casa, desde el robo, cerrada a cal y canto. Qué pena...
Llegarán las vacaciones y por fin podremos dormir a pierna suelta. Iremos a andar en bici por las mañanas y desayunaremos en el patio, si el tiempo acompaña.
Y volveremos a Vicedo...
El verano me gusta, a pesar de que soy persona de invierno.
Un amigo y yo, hace años, sacamos la teoría de que las personas se dividen entre verano e invierno. A mí, claramente, me tocó ser invierno. Pero me gusta el calor, la playa, el crujir de la arena en el suelo de la cocina y del baño, los restos de salitre en la piel reseca por el sol. Y los ojos de Cibrán, enrojecidos de tanta agua.
Pero este verano es raro, incierto. Algo así como un trampolín que me lanzará a un espacio desconocido.
sexta-feira, 12 de julho de 2013
SEMANA 28.2
No es cierto que el que la hace la paga. No es verdad. Y conforme avanza la vida, mi vida, encuentro más casos que lo confirman.
No es verdad que el tiempo ponga a cada cual en su sitio, ni que uno recoge lo que siembra. A veces se cumple, pero solo a veces.
Lo que sí creo es que lo que no mata engorda y que el sufrimiento o te destruye o te hace más fuerte. Por eso, cuando sufro, me reconforta pensar que ese sufrimiento me mejora, que de ese dolor saldré fortalecida, en lugar de consolarme pensando que el causante de mi mal acabará sufriendo como yo.
****
El miércoles, mientras celebraba la despedida de un compañero de trabajo (a las 7 de la tarde), alguien entró en nuestra casa y se llevó mi ordenador.
Lo peor de todo, además de la desagradable sensación de que un intruso viole tu intimidad, es la pérdida de la historia fotográfica de Cibrán.
****
Dentro de un año, me gustaría verme.
No es verdad que el tiempo ponga a cada cual en su sitio, ni que uno recoge lo que siembra. A veces se cumple, pero solo a veces.
Lo que sí creo es que lo que no mata engorda y que el sufrimiento o te destruye o te hace más fuerte. Por eso, cuando sufro, me reconforta pensar que ese sufrimiento me mejora, que de ese dolor saldré fortalecida, en lugar de consolarme pensando que el causante de mi mal acabará sufriendo como yo.
****
El miércoles, mientras celebraba la despedida de un compañero de trabajo (a las 7 de la tarde), alguien entró en nuestra casa y se llevó mi ordenador.
Lo peor de todo, además de la desagradable sensación de que un intruso viole tu intimidad, es la pérdida de la historia fotográfica de Cibrán.
****
Dentro de un año, me gustaría verme.
quarta-feira, 10 de julho de 2013
SEMANA 28
Estoy convencida de que sería niña. Los ojos claros, la piel blanca llena de pecas, el pelo rubio y ensortijado.
Se pondría colorada ante los desconocidos, bajaría la mirada y mantendría la sonrisa de dientes grandes, excesivos.
No tiene nombre. Nunca lo tuvo.
Se pondría colorada ante los desconocidos, bajaría la mirada y mantendría la sonrisa de dientes grandes, excesivos.
No tiene nombre. Nunca lo tuvo.
sexta-feira, 5 de julho de 2013
SEMANA 27.2
Se sientan cada uno en su sillón, a leer.
Él alarga su brazo y deja reposar la mano en el sillón de ella.
Ella se la toma y se la acaricia, despacito, sin dejar (ninguno de los dos) de leer.
Llevan 48 años juntos.
Él alarga su brazo y deja reposar la mano en el sillón de ella.
Ella se la toma y se la acaricia, despacito, sin dejar (ninguno de los dos) de leer.
Llevan 48 años juntos.
quinta-feira, 4 de julho de 2013
SEMANA 27
Del amor
Últimamente, los veo casi cada día: en la playa, en el gimnasio, por la calle. Sigo saludando. A veces me da la impresión de que es casi como una penitencia que me he impuesto.
Me pregunto qué justificación se darán el uno al otro (y cada uno a sí mismo) para continuar albergando tanto resentimiento. Y, en el fondo, me duele por él, sobre todo por él (a ella no la conozco), porque sé que es bueno, que algo en su interior se remueve incómodo cuando se obliga a comportarse así.
Y me sigue sorprendiendo la "facilidad" con la que nos convertimos en desconocidos. Después de años de confesiones, de intimidades, de compartirlo todo, de entregarlo todo... Pasa el tiempo y no queda nada. O tal vez sí queda, pero nos obligamos a esconderlo en el rincón más alejado para no acceder a ese recuerdo.
A mí me gusta recordar, me gusta buscar esas sensaciones, las emociones que sentí en los buenos momentos. Me gusta pensar en aquel viaje en tren, volviendo a casa, mientras escribía que por fin lo había encontrado, que era ÉL y que me sentía inmensamente feliz. Me gusta recordar los fines de semana en mi piso de estudiante obligándonos a no besarnos, a ver cuánto tiempo aguantábamos sin hacerlo. Las esperas en la estación de tren, nerviosa al verlo aparecer en el andén. Y las promesas de felicidad para siempre.
Pero también recuerdo las dudas de los últimos años. La sensación de confundir la comodidad con el amor. La soledad más absoluta en el peor momento de mi vida. El sentir que me estaba equivocando...
Duele, sobre todo, que ocurra con el que había sido el más importante, con el que más has construído, con el que pensabas que siempre, siempre, sería un amigo.
De la salud
Me dice S que me estoy volviendo vigoréxica (y que me entiende muy bien).
Y puede que tenga razón. Pero lo que me estoy volviendo, realmente, es mayor.
Del dinero
Si no lo necesitase para vivir, cogería la puerta, hoy mismo, y no volvería más. Seguramente. Y me dedicaría a vivir a Cibrán, a enseñar, a bailar, a escribir en la libreta de flores, a aprender a tocar la batería, a actuar, a leer libros sobre personas, a visitar a los amigos, a cuidarlos...
Pero lo necesito, y tengo la obligación de encontrar un lugar donde pueda ganarlo y disfrutar a la vez.
sexta-feira, 28 de junho de 2013
SEMANA 26
A los de casa, las manos nos huelen a pan.
Me gustan las canciones que dicen “so beautiful”.
Cuando me pregunto “dónde me gustaría estar ahora?” casi siempre pienso en una playa. Hoy Cibrán se va de vacaciones. Se va...
El diminuto centro del universo ha perdido la inercia de su giro y ya no rota, se tambalea como un juguete infantil.
La nada más vacía, el oscuro. Esa luz que ciega y el sol impertinente que te restriega que da todo igual: la vida, querida, va a seguir aquí, contigo o sin ti. Esta vez el abismo es propio y no hay roca a la que asirse. Si por lo menos fuésemos capaces de lanzarnos, tal vez tendríamos la suerte de morir en la caída.
1, 2, 3 si abro los ojos ahora, todo habrá acabado. 4, 5, 6 ... nada.
Me asfixio.
Abrir la puerta, salir corriendo. Marcharme, intentar marcharme sabiendo que he dejado la puerta abierta, que puedo volver.
Cobarde, gallina, capitán de la sardina.
El diminuto centro del universo ha perdido la inercia de su giro y ya no rota, se tambalea como un juguete infantil.
La nada más vacía, el oscuro. Esa luz que ciega y el sol impertinente que te restriega que da todo igual: la vida, querida, va a seguir aquí, contigo o sin ti. Esta vez el abismo es propio y no hay roca a la que asirse. Si por lo menos fuésemos capaces de lanzarnos, tal vez tendríamos la suerte de morir en la caída.
1, 2, 3 si abro los ojos ahora, todo habrá acabado. 4, 5, 6 ... nada.
Me asfixio.
Abrir la puerta, salir corriendo. Marcharme, intentar marcharme sabiendo que he dejado la puerta abierta, que puedo volver.
Cobarde, gallina, capitán de la sardina.
sexta-feira, 21 de junho de 2013
SEMANA 25
Se acaba el cole y damos por finalizado el primer año de Cibrán en primaria. El resultado ha sido más que satisfactorio a todos los niveles.
Yo nunca he tenido problemas con los estudios. He sido, por lo general, una niña aplicada y estudiosa a la que no le suponía demasiado esfuerzo ir superando las asignaturas. Cuando he tenido problemas, ha sido más por una cuestión de absoluta desmotivación y desinterés por lo que estaba estudiando que por dificultades de comprensión de las materias.
Tal vez por eso, nunca había considerado la posibilidad de tener un hijo con dificultades en los estudios (por suerte, parece que la cosa va bien). Y esto me hace pensar en las expectativas que ponemos en nuestros hijos. Al igual que nunca me planteé tener un hijo con dificultades para los estudios, no estaba dentro de mis planes tener un hijo con capacidades especiales para los deportes. En mi familia hemos sido, y somos, unos zotes talla XXL. Exceptuando a mi hermano pequeño, el deporte nunca ha sido lo nuestro. Tener un hijo ágil, rápido, coordinado y al que lo que más le gusta del mundo es la actividad física, es una realidad que aún sigue sorprendiéndome. Y eso, claro, hay que aprender a gestionarlo. En mi caso, modifica sustancialmente el tipo de relación que yo esperaba tener con mi hijo e intento acoplarme para asumirlo.
Puede parecer una chorrada, pero aceptar ciertas cosas en los hijos requiere un cambio de esquema para el que no siempre se encuentra uno preparado. El primer paso, supongo, es darse cuenta.
El próximo lunes estoy de cumpleaños. 40 años. Con lo que a mí me gusta darle significado a estas cosas, no puedo evitar la sensación de que algo sucederá a partir de ese momento, de que algo va a cambiar. Lo que corre de mi cuenta es asumir correctamente ese cambio y traducirlo en algo positivo. Estoy convencida de que depende única y exclusivamente de mí.
Que la noche de San Juan nos sea propicia.
sexta-feira, 14 de junho de 2013
SEMANA 24
Siempre he querido escribir un diario, desde pequeña, y nunca he tenido la perseverancia necesaria (bueno, miento, durante la adopción de mi hijo sí lo hice y creo que fue una gran idea a la que ambos, mi hijo y yo, le sacaremos mucho jugo).
Me propongo hacerlo ahora, desde aquí, pero en lugar de un diario será un semanario. El objetivo es, simplemente, hacerlo.
SEMANA 24
El verano no llega. Hace algunos tímidos intentos y desaparece de nuevo. Nunca había echado tanto de menos el sol, el calor, los vestidos y las piernas al aire.
Mi hermano V se ha vuelto a México después de tomar la decisión (creo) más difícil de su vida. Es difícil separarse, tomar la iniciativa, ser capaz de vencer el miedo a lo desconocido, a perder lo que tienes... Y es difícil recomponerse y empezar de nuevo. Espero que ambos (él y mi cuñada) sufran lo mínimo necesario. Pero sobre todo espero que el resto sepamos hacerlo bien, estar junto a ellos, acompañarlos, consolarlos, apoyarlos e incluso aconsejarlos, sin juzgar, sin tomar partido por uno u otro. Espero ser para ellos lo que V fue para mí cuando lo necesité.
Veo a Cibrán cambiado, desde hace un par de semanas. Me parece que ha madurado de repente. Lo veo más tranquilo, más reflexivo, incluso más cariñoso y obediente. A veces, mientras duerme o está concentrado en algún juego, lo miro y me parece increíble que sea mi hijo, me parece increíble lo afortunada que soy.
Mi amiga M propone hacer algo juntos este verano. Nos conocemos desde hace algo más de un año, cuando ambas entramos a formar parte de la directiva del ANPA, y formamos, con el resto (6 en total), un grupo muy unido. No deja de sorprenderme que existan este tipo de conexiones. Inicialmente, cuando entramos en la Directiva, parecía que no teníamos nada en común. Poco a poco van surgiendo las coincidencias, los puntos de unión, algún problema que hace que nos unamos como una piña, alguna complicación personal que te muestra que están ahí para lo que necesites y voilà!. La amistad es así, un lujo.
Me propongo hacerlo ahora, desde aquí, pero en lugar de un diario será un semanario. El objetivo es, simplemente, hacerlo.
SEMANA 24
El verano no llega. Hace algunos tímidos intentos y desaparece de nuevo. Nunca había echado tanto de menos el sol, el calor, los vestidos y las piernas al aire.
Mi hermano V se ha vuelto a México después de tomar la decisión (creo) más difícil de su vida. Es difícil separarse, tomar la iniciativa, ser capaz de vencer el miedo a lo desconocido, a perder lo que tienes... Y es difícil recomponerse y empezar de nuevo. Espero que ambos (él y mi cuñada) sufran lo mínimo necesario. Pero sobre todo espero que el resto sepamos hacerlo bien, estar junto a ellos, acompañarlos, consolarlos, apoyarlos e incluso aconsejarlos, sin juzgar, sin tomar partido por uno u otro. Espero ser para ellos lo que V fue para mí cuando lo necesité.
Veo a Cibrán cambiado, desde hace un par de semanas. Me parece que ha madurado de repente. Lo veo más tranquilo, más reflexivo, incluso más cariñoso y obediente. A veces, mientras duerme o está concentrado en algún juego, lo miro y me parece increíble que sea mi hijo, me parece increíble lo afortunada que soy.
Mi amiga M propone hacer algo juntos este verano. Nos conocemos desde hace algo más de un año, cuando ambas entramos a formar parte de la directiva del ANPA, y formamos, con el resto (6 en total), un grupo muy unido. No deja de sorprenderme que existan este tipo de conexiones. Inicialmente, cuando entramos en la Directiva, parecía que no teníamos nada en común. Poco a poco van surgiendo las coincidencias, los puntos de unión, algún problema que hace que nos unamos como una piña, alguna complicación personal que te muestra que están ahí para lo que necesites y voilà!. La amistad es así, un lujo.
"De la vida no se puede esperar nada, hija, nada." Hace unos días, mi madre me dijo esto, entre lágrimas. Y, a pesar de lo
derrotista que puede parecer el mensaje, creo que tiene razón y que se puede ver desde otro punto de vista: desde la necesidad de que cada uno se vaya construyendo la vida que desee sin esperar a que ella, la vida, decida.
Hoy hace sol, al fin!
sexta-feira, 7 de junho de 2013
quarta-feira, 5 de junho de 2013
terça-feira, 14 de maio de 2013
Tripa
A veces tengo la sensación de que la vida me sobra.
Depresión, supongo. Algo químico. Dicen que, al final, todo es química. E
intento agarrarme a este argumento, mirarme para dentro (como de niña, cuando
deseaba ser tripa), y ver los fluidos moviéndose por el cuerpo, la acción de
las moléculas activando y desactivando terminales nerviosos.
Como consuelo es bastante pobre.
Cuando lo sientes físicamente, el golpeteo seco en la boca del estómago, es difícil creer que no se deba a algo más.
Caigo en mi propia trampa. ¿Qué sentido tiene vivir más allá de amar? ¿Qué me puede llevar a levantarme cada día, lavarme, alimentarme, trabajar?
Recuerdo que hubo un momento en mi vida (lo recuerdo muy bien, estaba en la ducha, muy temprano, en aquel primer piso que fue casa común, en el inicio de lo que creí que sería el resto de mi vida) en el que tuve la sensación de que mi trabajo podía cubrirlo casi todo. Me gustaba lo que hacía, me sentía útil y sabía hacerlo bien. Pero nunca más he vuelto a sentirlo. Y envidio a los que son capaces de enfrascarse en la rutina diaria, en la mesa, en la silla, en el despacho...
Yo solo deseo que se acabe cuanto antes para poder salir corriendo.
Como consuelo es bastante pobre.
Cuando lo sientes físicamente, el golpeteo seco en la boca del estómago, es difícil creer que no se deba a algo más.
Caigo en mi propia trampa. ¿Qué sentido tiene vivir más allá de amar? ¿Qué me puede llevar a levantarme cada día, lavarme, alimentarme, trabajar?
Recuerdo que hubo un momento en mi vida (lo recuerdo muy bien, estaba en la ducha, muy temprano, en aquel primer piso que fue casa común, en el inicio de lo que creí que sería el resto de mi vida) en el que tuve la sensación de que mi trabajo podía cubrirlo casi todo. Me gustaba lo que hacía, me sentía útil y sabía hacerlo bien. Pero nunca más he vuelto a sentirlo. Y envidio a los que son capaces de enfrascarse en la rutina diaria, en la mesa, en la silla, en el despacho...
Yo solo deseo que se acabe cuanto antes para poder salir corriendo.
segunda-feira, 13 de maio de 2013
El horizonte roto de la escuela pública
En la nueva ley de educación se deja de lado el desarrollo integral de las personas
Por Guadalupe JoverSostiene Norberto Bobbio que lo que diferencia la derecha de la izquierda es su diferente actitud frente al ideal de igualdad. Siendo como somos los seres humanos tan iguales –en algunas cosas- como desiguales –en otras-, la izquierda tiende a subrayar lo que de semejantes tenemos para comprometerse en la eliminación de las desigualdades sociales. La derecha, por el contrario, parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades son naturales y que, por tanto, no pueden eliminarse.
Pero a esta diferenciación “espacial” entre derechas e izquierdas, prosigue Bobbio, suele superponerse otra de carácter temporal: la que establecemos entre conservadores y progresistas. Para los primeros, es esencial la preservación del pasado, de la herencia, de la tradición. Para los progresistas, en cambio, -y cita aquí a Cofrancesco- lo prioritario es “liberar a sus semejantes de las cadenas que les han sido impuestas por los privilegios de raza, de casta, de clase, etc.” En este sentido, la palabra clave de los conservadores sería la de “tradición”; la de los progresistas, “emancipación”.
La correspondencia entre un par y otro no tiene por qué ser exacta. No lo es, en absoluto, en el ámbito educativo. Del mismo modo que hay educadores progresistas entre quienes votan a la derecha, hay muchos educadores conservadores entre quienes se dicen de izquierdas.
¿Qué diferencia a unos y otros, más allá de las caricaturas de que a menudo son objeto? El educador conservador pone el acento en la tradición cultural, en el legado disciplinar, en la importancia de transmitirlo, intacto, a las nuevas generaciones. Para que la trasmisión sea posible, es esencial –sostienen- el esfuerzo individual y la obediencia a unas normas.
Para el educador progresista lo importante no son las disciplinas sino los aprendices, así como el compromiso individual y colectivo en la transformación de un mundo esencialmente injusto. De lo que se trata, por tanto, es de cuestionar críticamente la herencia recibida abriéndola a otras voces, a otras perspectivas, a otros análisis, para que hombres y mujeres tomen las riendas de su propio destino sin acatar acríticamente una tradición a menudo construida en función de unas relaciones de poder. De lo que se trata en este caso no es tanto de transmitir individualmente un saber como de construir colectivamente un conocimiento a través de la indagación y el diálogo.
En nombre de unos principios y otros se han cometido excesos, qué duda cabe. Pero del encuentro de unos y otros podría haberse llegado a una síntesis fecunda. Lo peor que podía pasar con una nueva ley educativa era que acabara con lo más noble de una mirada y otra.
La LOMCE acaba con el anhelo conservador de preservar un legado cultural que se considera valioso: es llamativo su menosprecio de la historia, la filosofía, la cultura clásica, las artes. Solo a duras penas y tras ásperas discusiones se ha logrado hacerles al menos un pequeño hueco en el currículo escolar.
La LOMCE vacía de contenido –lo pervierte- un viejo anhelo de los educadores progresistas: el de desarrollar las habilidades y competencias que permitieran transferir los aprendizajes efectuados en la escuela más allá de las aulas. El concepto de “competencia” era, para el educador progresista, una herramienta de emancipación; para la derecha neoliberal, una herramienta de sumisión.
También acaba la LOMCE con el ideal de equidad de la izquierda –educar para la igualdad desde la diferencia- y resucita el más beligerante anhelo homogeneizador de la derecha (de ahí el carácter ferozmente recentralizador de esta contrarreforma educativa) al tiempo que dispara su convicción de que las diferencias sociales responden a un orden natural que el sistema educativo debe proteger y consagrar.
Pero lamentablemente la LOMCE no es una ocurrencia sin más del Ministro Wert. La LOMCE es la versión española de lo que los mercados y los poderes financieros pretenden de la educación: convertirla en un producto de consumo a merced de la capacidad adquisitiva de las familias (y por tanto, una tarta apetitosa para quienes buscan un nuevo nicho de mercado), y una mera fábrica de futuros trabajadores.
En la nueva ley de educación se deja de lado el desarrollo integral de las personas y la formación ciudadana. Lo único que interesa es formar lo que los mercados demandan: reducidos “polos de excelencia” de trabajadores altamente cualificados y un 80% de mano de obra dócil y versátil, para la que solo es necesario el dominio de una serie de “competencias básicas” (lectoescritura, cálculo e inglés). De ahí el carácter mercantilista de la ley; de ahí su carácter terriblemente segregador. De ahí, también, que se haya forjado de espaldas a toda la comunidad educativa.
La LOMCE acaba, en definitiva, con lo que constituía el horizonte de quienes creemos en la educación pública, en la educación a secas: el de contribuir a través de la equidad a mayores cotas de igualdad: no desde la homogeneización sino desde el reconocimiento de la diferencia. Aquel anhelo de una escuela inclusiva, coeducativa, intercultural, laica, democrática, quedaba lejos, es cierto, muy lejos; pero hacia él poníamos rumbo quienes creemos en el valor emancipador de la educación.
La LOMCE rompe el horizonte de la escuela pública y secuestra el lenguaje de la sociedad civil para vaciarlo de sentido y resignificarlo a su antojo. Palabras como “calidad”, “libertad”, ”autonomía” son en la LOMCE lo contrario de lo que por ellas entendemos en la calle. La LOMCE no se sostiene: la falta de un diagnóstico serio, la manipulación interesada de los datos, la negación de las evidencias pedagógicas más elementales hacen de ella una ley que lejos de ofrecer soluciones a los muchos e innegables problemas que nuestro sistema educativo tiene, lo único que va a hacer es aumentarlos exponencialmente. Baste con un ejemplo.
Hoy hablamos al fin de inteligencias múltiples. Howard Gardner definía la inteligencia como un conjunto de ocho capacidades a través de las cuales conocemos el mundo. De estas inteligencias múltiples que nos permiten desarrollarnos como personas (inteligencia lingüísico-verbal, lógico-matemática, espacial, musical, corporal, naturalista, intrapersonal e interpersonal) la escuela ha privilegiado tradicionalmente unas en detrimento de otras. Y lo que es más grave, a menudo ha considerado la inteligencia como algo innato en lugar de una capacidad que se desarrolla (o no) en función del contexto. ¡Claro que hacía falta por tanto una reforma educativa que ampliara el espectro de lo que por educación entendemos, para dar cabida a todas estas inteligencias y favorecer el aprendizaje recíproco entre quienes nos aproximamos al mundo de una u otra manera! Esto sí que hubiera sido una verdadera reforma educativa.
Pero la LOMCE recupera la retórica del talento en su acepción innatista: de la misma manera que antaño se medían los cráneos para justificar científicamente las desigualdades sociales, ahora se habla de la diversidad de talentos para justificar el “canalizar a los estudiantes” (¡sic!) a unas u otras trayectorias cargándose lo que había sido una larga y costosa conquista social: la educación comprehensiva hasta los 16 años.
En una ley puesta al servicio de los mercados solo vale lo que estos demandan. Lo que la Ley Wert llama evaluación externa cumplirá la doble función de controlar el currículo (porque condicionará lo que se hace y lo que no se hace en las aulas en función de unos criterios establecidos, en última instancia, no por la ciudadanía sino por organizaciones de corte exclusivamente economicista como la OCDE), y de cedazo con el que seleccionar a unos y desechar a otros. Alguien, además, se lucrará con este negocio.
Estos exámenes externos, realizados por quienes no conocen de nada a nuestras hijas e hijos, sucederán al acabar 6º de Primaria, 4º de ESO y 2º de Bachillerato. En estos dos últimos casos su nombre más apropiado es el de reválida, puesto que quien haya aprobado la ESO o el Bachillerato, si suspendiera la reválida, no obtendría el título correspondiente a la etapa. ¿Y vamos a consentirlo?
Quienes defendemos hoy la educación de la depredación de los mercados no lo hacemos desde la complacencia. Somos muy críticos con la escuela que tenemos. Claro que hace falta abrirla a las inteligencias múltiples, conferirles más autonomía (es decir, más gestión democrática), incrementar la calidad (según indicadores establecidos por la sociedad civil, no por intereses espurios), establecer procesos de evaluación que señalaran áreas de mejora (y no más y más exámenes para el alumnado), y una libertad acorde con los principios de equidad y de solidaridad (porque cuando no hay igualdad, la libertad es el disfraz del privilegio).
La LOMCE, en fin, nos aleja del noble anhelo de una escuela verdaderamente coeducativa: no solo porque maestras, y alumnas, y madres estén ausentes de todas y cada una de las páginas del anteproyecto. No solo porque se acepte sostener con fondos públicos a centros que segregan por sexo. Sino también y sobre todo porque una vez más pretende imponernos como incontestables los modelos y valores de masculinidad más rancia: el de la competitividad y el ranking, el del éxito y el fracaso, el “yo gano, tú pierdes.”
No queremos enmiendas ni maquillajes, retoques de última hora. Lo que exigimos es, simple y llanamente, la retirada de una ley perpetrada por quienes poco o nada saben de educación.
quinta-feira, 9 de maio de 2013
terça-feira, 7 de maio de 2013
quinta-feira, 2 de maio de 2013
segunda-feira, 29 de abril de 2013
Hace 6 años
Hace 6 años, aproxidamente a estas horas, me preparaba para iniciar el viaje que cambiaría mi vida por completo.
Lo que no sabía era que ese cambio iba a ser mucho más profundo de lo que yo pensaba.
No era consciente de que nunca regresaría.
Lo que no sabía era que ese cambio iba a ser mucho más profundo de lo que yo pensaba.
No era consciente de que nunca regresaría.
sexta-feira, 26 de abril de 2013
Huida
Vas dejando cadáveres a tu paso.
Algunos ni siquiera fallecen y quedan agonizantes, inertes, a la espera de que un alma compasiva los remate.
Unos, en ese sufrimiento extremo, pierden la conciencia de sí mismos y, de tanto sufrimiento, dejan de sufrir, dejan de sentir y los inunda la Nada que los habitará para siempre.
Otros, muy pocos, se salvan.
Pero a mí no me atraparás, amor, a mí no.
Algunos ni siquiera fallecen y quedan agonizantes, inertes, a la espera de que un alma compasiva los remate.
Unos, en ese sufrimiento extremo, pierden la conciencia de sí mismos y, de tanto sufrimiento, dejan de sufrir, dejan de sentir y los inunda la Nada que los habitará para siempre.
Otros, muy pocos, se salvan.
Pero a mí no me atraparás, amor, a mí no.
quarta-feira, 24 de abril de 2013
El baúl del tesoro
En casa de mis padres hay un baúl. El baúl que contiene nuestra historia.
Mi padre es Marino Mercante y, durante 30 años, ha ejercido su profesión. Mi niñez, la nuestra, estuvo marcada por sus ausencias: tres meses en la mar y uno en casa.
El tiempo sin él se hacía interminable (a veces su presencia también :-) ).
Durante todos esos años, las conversaciones telefónicas, mientras estaba embarcado, eran contadas, lo que obligó a mis padres a mantener una relación fundamentalmente epistolar. Cientos de cartas y telegramas en los que se contaban, uno al otro, su vida, el día a día, cada pequeño detalle: todo.
Recuerdo a mi madre, cada noche, sentada en la mesa escribiendo sobre aquel papel de cartas tan fino, con el sobre “airmail” esperando. Recuerdo abrir el buzón y recoger las respuestas a todas aquellas horas de escritura.
Todas esas cartas, todas esas conversaciones están contenidas en ese baúl que, por deseo expreso de sus propietarios, podremos abrir cuando ambos ya no estén con nosotros.
Conoceremos entonces a nuestros padres como las personas que realmente son. Conoceremos sus miedos, sus preocupaciones, sus alegrías y sus deseos. Conoceremos su amor, el que se profesan el uno al otro y también el que sienten por nosotros. Los conoceremos como pareja. Sabremos, ¡al fin!, el secreto de mantenerse unidos durante tanto tiempo, a pesar de la distancia, a pesar de todo... queriéndose tanto.
Descubriremos secretos y pasiones que, como casi todos los hijos, pensamos inimaginables en nuestros padres. Y sabremos de la pasta de la que estamos hechos.
Espero que ese momento tarde mucho en llegar y que el tiempo (y las polillas) respeten ese tesoro para que podamos disfrutarlo en un futuro muy, muy lejano.
Mi padre es Marino Mercante y, durante 30 años, ha ejercido su profesión. Mi niñez, la nuestra, estuvo marcada por sus ausencias: tres meses en la mar y uno en casa.
El tiempo sin él se hacía interminable (a veces su presencia también :-) ).
Durante todos esos años, las conversaciones telefónicas, mientras estaba embarcado, eran contadas, lo que obligó a mis padres a mantener una relación fundamentalmente epistolar. Cientos de cartas y telegramas en los que se contaban, uno al otro, su vida, el día a día, cada pequeño detalle: todo.
Recuerdo a mi madre, cada noche, sentada en la mesa escribiendo sobre aquel papel de cartas tan fino, con el sobre “airmail” esperando. Recuerdo abrir el buzón y recoger las respuestas a todas aquellas horas de escritura.
Todas esas cartas, todas esas conversaciones están contenidas en ese baúl que, por deseo expreso de sus propietarios, podremos abrir cuando ambos ya no estén con nosotros.
Conoceremos entonces a nuestros padres como las personas que realmente son. Conoceremos sus miedos, sus preocupaciones, sus alegrías y sus deseos. Conoceremos su amor, el que se profesan el uno al otro y también el que sienten por nosotros. Los conoceremos como pareja. Sabremos, ¡al fin!, el secreto de mantenerse unidos durante tanto tiempo, a pesar de la distancia, a pesar de todo... queriéndose tanto.
Descubriremos secretos y pasiones que, como casi todos los hijos, pensamos inimaginables en nuestros padres. Y sabremos de la pasta de la que estamos hechos.
Espero que ese momento tarde mucho en llegar y que el tiempo (y las polillas) respeten ese tesoro para que podamos disfrutarlo en un futuro muy, muy lejano.
terça-feira, 16 de abril de 2013
quinta-feira, 11 de abril de 2013
¿Estamos tontos?
Mientras me visto, una chica entra en el vestuario y me
arrea con su bolsa en la espalda. No se entera, está hablando por teléfono.
Frente a mí, dos chicas hablan animadamente, hasta que a una de ellas le llega un mensaje al móvil. Lo coge y empieza a escribir mientras su amiga sigue hablándole al vacío. Cuando me marcho, la una sigue atenta al móvil, la otra ha dejado de hablar.
En la taquilla de al lado de la mía, otra chica lee y escribe en su teléfono, mientras coge su bolsa, mientras la abre, mientras saca la ropa, mientras empieza a descalzarse...
Al entrar en el gimnasio, esquivo a un chico que se cruza en mi camino sin darse cuenta: cabeza baja, leyendo, supongo, en su móvil.
Cuando llego al parking, un coche espera a que otro salga para poder aparcar. El conductor del coche saliente escribe algo en su móvil mientras el conductor del coche entrante parece desesperarse. Finalmente, aparcó en la plaza que yo dejé libre.
Frente a mí, dos chicas hablan animadamente, hasta que a una de ellas le llega un mensaje al móvil. Lo coge y empieza a escribir mientras su amiga sigue hablándole al vacío. Cuando me marcho, la una sigue atenta al móvil, la otra ha dejado de hablar.
En la taquilla de al lado de la mía, otra chica lee y escribe en su teléfono, mientras coge su bolsa, mientras la abre, mientras saca la ropa, mientras empieza a descalzarse...
Al entrar en el gimnasio, esquivo a un chico que se cruza en mi camino sin darse cuenta: cabeza baja, leyendo, supongo, en su móvil.
Cuando llego al parking, un coche espera a que otro salga para poder aparcar. El conductor del coche saliente escribe algo en su móvil mientras el conductor del coche entrante parece desesperarse. Finalmente, aparcó en la plaza que yo dejé libre.
quarta-feira, 10 de abril de 2013
Memoria del amor
Es lo que tiene estar en crisis, que revisas una y otra vez el pasado, recordando lo que eras, rebuscando en lo que querías convertirte.
Con 15 años, esta era, para mí, una de las mejores declaraciones de amor:
"Dije que te quería
como a nada en el mundo.
Que seguía tus pasos, tu caminar,
como un lobo en celo desde mi hogar
con la puerta abierta de par en par,
de par en par.
Que tenía en penumbra
nuestro rincón en aquel salón
con dos cubiertos y tu canción
y con tus flores en el jarrón."
Me imaginaba llegando a esa casa, a ese rincón en penumbra, con la mesa puesta, con esas flores...
quarta-feira, 3 de abril de 2013
quarta-feira, 27 de março de 2013
Café de Flore
"¿Sabes lo que me gusta de ti? La paz, la tranquilidad de espíritu que tengo al haberte encontrado, al no tener que buscar más."
quarta-feira, 20 de março de 2013
Con un par
Para decir en una entrevista de trabajo que tu pretensión en la vida es disfrutar; que quieres tener éxito en tu trabajo y cumplir los objetivos que se te asignen pero sin que eso implique renunciar a tu vida personal; que quieres tener un trabajo que te permita disfrutar de tu pareja, de tus hijos, de tus amigos y familia, que te deje tiempo libre para tus aficiones y tus relaciones personales; para decir todo esto con la que está cayendo, hay que ser muy valiente y tenerlos muy bien puestos.
Y este hombre los tenía, sin duda. Y las cosas muy claras.
Y este hombre los tenía, sin duda. Y las cosas muy claras.
sexta-feira, 8 de março de 2013
terça-feira, 5 de março de 2013
En el umbral
Siempre me gustó cumplir años. Era algo así como ir subiendo la pendiente que te llevaba a la meta final. Después de todos aquellos años habría, seguro, un final feliz, la vida, que me esperaba.
He ido cumpliendo años, como todos. Ilusionándome y aparcando entusiasmos en la cuneta sin apenas saborearlos (yo, es que soy mucho de entusiasmarme). Cometiendo errores de los que arrepentirme el resto de la vida, de esos que lo condicionan todo y que no tienen vuelta atrás. Asumiendo, como pude, lo que me vino impuesto. Y decidiendo, claro.
Y ahora, bajo el umbral de los 40 (esos años a los que jamás creí llegar y a los que ya veremos si llego, finalmente) siento que empieza a pesarme el paso del tiempo, que me parece poco lo que me queda por delante. Temo no saber aprovecharlo e ir dejándolo pasar sin darme cuenta de eso, de que se agota.
Hace un tiempo, alguien me envió unas fotos que me parecieron impresionantes.
Es el puente Storseisundet, en Noruega. Y lo primero que pensé al verlo fue: quiero ir ahí antes de morirme. Decir esto con algo más de 30 años, puede resultar un poco exagerado, pero eso fue, exactamente, lo que sentí. Quiero ir.
Dentro de 18 días cumpliré 39. Es una edad como otra cualquiera, pero algo distinta, no? Y ya no me queda tiempo que perder.
Ahora, ya no.
He ido cumpliendo años, como todos. Ilusionándome y aparcando entusiasmos en la cuneta sin apenas saborearlos (yo, es que soy mucho de entusiasmarme). Cometiendo errores de los que arrepentirme el resto de la vida, de esos que lo condicionan todo y que no tienen vuelta atrás. Asumiendo, como pude, lo que me vino impuesto. Y decidiendo, claro.
Y ahora, bajo el umbral de los 40 (esos años a los que jamás creí llegar y a los que ya veremos si llego, finalmente) siento que empieza a pesarme el paso del tiempo, que me parece poco lo que me queda por delante. Temo no saber aprovecharlo e ir dejándolo pasar sin darme cuenta de eso, de que se agota.
Hace un tiempo, alguien me envió unas fotos que me parecieron impresionantes.
Es el puente Storseisundet, en Noruega. Y lo primero que pensé al verlo fue: quiero ir ahí antes de morirme. Decir esto con algo más de 30 años, puede resultar un poco exagerado, pero eso fue, exactamente, lo que sentí. Quiero ir.
Dentro de 18 días cumpliré 39. Es una edad como otra cualquiera, pero algo distinta, no? Y ya no me queda tiempo que perder.
Ahora, ya no.
quinta-feira, 21 de fevereiro de 2013
Para vivir
Mi cultura musical es muy escasa y, la poca que tengo, se la debo, como casi todo, a mis hermanos.
Si tuviese que ponerle una banda sonora a mi adolescencia y primera juventud estaría compuesta, prácticamente en su totalidad, por temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Como, además, mi conocimiento del inglés no me permite entender nada de lo que cuentan las canciones en este idioma, las más hermosas canciones de amor (y de muchas otras cosas) que he escuchado provienen de estos dos cantautores.
Ayer, tras mucho tiempo sin apenas escucharlo, tuve una jornada laboral completa aderezada con la música de Pablo M. Me conecté a Grooveshark (gracias, S!), me coloqué los cascos y, una tras otra, la música de Pablo, sus letras, me fueron transportando a años atrás, cuando todo lo que contaba me hablaba de un futuro posible, de algo que, pronto o tarde, acabaría sintiendo yo misma.
Creo que ayer, por primera vez, no lloré escuchando a solas esta canción. Mi hermano Victor me la dedicó hace muchos años, en uno de esos momentos que, finalmente, llegaron (tal y como yo había esperado, de niña).
"... amor para vivir".
Si tuviese que ponerle una banda sonora a mi adolescencia y primera juventud estaría compuesta, prácticamente en su totalidad, por temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Como, además, mi conocimiento del inglés no me permite entender nada de lo que cuentan las canciones en este idioma, las más hermosas canciones de amor (y de muchas otras cosas) que he escuchado provienen de estos dos cantautores.
Ayer, tras mucho tiempo sin apenas escucharlo, tuve una jornada laboral completa aderezada con la música de Pablo M. Me conecté a Grooveshark (gracias, S!), me coloqué los cascos y, una tras otra, la música de Pablo, sus letras, me fueron transportando a años atrás, cuando todo lo que contaba me hablaba de un futuro posible, de algo que, pronto o tarde, acabaría sintiendo yo misma.
Creo que ayer, por primera vez, no lloré escuchando a solas esta canción. Mi hermano Victor me la dedicó hace muchos años, en uno de esos momentos que, finalmente, llegaron (tal y como yo había esperado, de niña).
"... amor para vivir".
quinta-feira, 31 de janeiro de 2013
X X X
Ayer nació la tercera X, o la sexta, según se mire, o incluso la séptima, si contamos que Cibrán se apellidó X en un momento de su vida.
¡La X es la esencia de esta familia!
¡La X es la esencia de esta familia!
Benvida, Ximena.
Eres un regalo.
quarta-feira, 30 de janeiro de 2013
Identidad
En la peluquería, la peluquera:
- Qué guapo estás quedando, Cibrán. ¿Te gusta?
- ¡Sí, mucho!
- Mañana en el cole, no te van a conocer.
- Sí, porque soy el único marrón.
- Qué guapo estás quedando, Cibrán. ¿Te gusta?
- ¡Sí, mucho!
- Mañana en el cole, no te van a conocer.
- Sí, porque soy el único marrón.