Lo dejé un rato solo, mientras yo hablaba por teléfono y, de repente, me sorprendí al verlo llorando. Colgué el teléfono y fui a consolarlo.
- Ez que loz indioz mataron a un chico.
- No te preocupes. Es una película, no es de verdad.
- Pero ez que el lobo eztá muy trizte.
No es la primera vez que le pasa. Viendo la película de Abebe Bikila también lloró, emocionado, cuando Abebe pretendía rematar a un caballo moribundo y maltratado, para que dejase de sufrir. Y volvió a hacerlo al ver que, tras el accidente, Abebe ya no podría seguir corriendo. Lloró con Gnomeo y Julieta , con Enredados , con Gru, mi villano favorito , con Cómo entrenar a tu dragón ...
Me sorprende su sensibilidad ante el dolor ajeno. Me sorprende, me conmueve y, en cierto modo, me asusta.