Manuel San José Allegue. Condena: reclusión perpetua.
Natural de Franza de Puentedeume, vecino de El Ferrol, La Coruña, hijo de Víctor y Dolores, 23 años, soltero, albañil. Al ser movilizada su quinta, se incorporó al ejército nacional en el tercer batallón del Regimiento de Infantería "Milán" nº 32 como camillero, pasándose al enemigo por el frente de Oviedo el 7-6-37; luego, miliciano en el Batallón nº 232.
El 7 de junio de 1937 mi abuelo se pasó, se cambió de bando, se fue con los suyos, con los que perdieron, y se convirtió, sin saberlo, en el hombre más valiente que he conocido. Y nunca se lo dije.
Estuvo en la carcel dos años, donde se libró de la muerte por azar, aprendió a pintar, a odiar a los curas -"Iban con los bastones levantándoles los párpados a los recién fusilados, para comprobar que estaban muertos, los muy cabrones."- y a echar de menos la tortilla de patatas -"Yo me pasé porque decían que en el otro lado se comía mejor"-.
Mi abuelo era un hombre sencillo, bueno, con una sensibilidad extraordinaria, que el 28 de junio de 1984, lloró como un niño: "Volveu, Manoliña, volveu".
Permaneció gran parte de su vida a la sombra de Manola, mi abuela, su mujer, que era fuerte, decidida y valiente, como pocas. Tal vez por eso he tardado tanto tiempo en darme cuenta de todo lo que mi abuelo ha influído en mí, en nosotros, de todo lo que nos ha dejado.
Tal vez por eso mi agradecimiento y mi admiración llegan tarde, cuando ya no puede escucharme. Pero no tan tarde como para que sus bisnietos no puedan saber de él y admirarlo y quererlo, también.