quinta-feira, 24 de dezembro de 2009

A Papá Noel

Le pido el cuarto empezando por la izquierda. Y si está agotado, pues cualquiera de los otros.



¡¡¡Feliz Nochebuena!!!

quinta-feira, 17 de dezembro de 2009

Madrugar

Suena la alarma. Alargo el brazo por encima de su cabeza intentando no despertarlo, cojo el móvil, 5:00 a.m., y lo apago.

Sueño con algo relacionado con mi trabajo. Apenas unas cuantas imágenes que me resultan angustiosamente habituales y abro los ojos de nuevo, alterada. Me levanto a la carrera y consigo acabar con el escandaloso sonido que produce el despertador colocado en el baño (imitación de uno de esos antíguos, de campana).

¡Conseguido, estoy despierta y levantada y aún no son las 5:15!

El Álgebra me espera. Me siento estupendamente.

quarta-feira, 16 de dezembro de 2009

Del amor y la tristeza

Es fácil acompañar en la alegría. No vale cualquiera, claro, porque para todo hay que saber, pero sin duda es fácil encontrar a alguien que lo haga y que, además, lo haga bien.

Pero con la tristeza, ya es otra cosa, porque es difícil permanecer sin abatirse; compartir, consolar y respetar la pena sin levantar un muro que nos proteja de ella, que nos aleje.

Y yo, quiero quedarme.

segunda-feira, 14 de dezembro de 2009

Maternidad

"Adoptar es filiar al hijo de otros, hacerlo nuestro más allá de quererlo y tratarlo bien, hacerlo propio. Legitimarlo para que nos represente."

Cuando decidí ser madre apenas dudé si hacerlo por la vía biológica o por la adoptiva. Perpetuar mi genética o la de mi, por aquel entonces, marido no era uno de mis principales intereses. Y antes que disfrutar de la experiencia física y emocional del embarazo, me parecía prioritario que ambos recibiésemos a nuestro hijo en igualdad de condiciones.

La principal razón que me llevó a adoptar fue, como en todos los casos de padres adoptivos que conozco, el deseo (egoísta) de ser madre, de poder compartir la totalidad del proceso con mi pareja y, en último caso, si mi maternidad podía aportar algo más y cubrir la necesidad de otro, pues mucho mejor.

Yo decidí, yo pude escoger; mi hijo, no.

Por eso me parece injustificada la idea que un gran número de personas, normalmente ajenas al tema, asocian a la adopción (y mucho más a la adopción internacional): la idea de los padres como benefactores.

Mi hijo tiene una madre por mi deseo de serlo, no por el suyo. Y como él, cualquier niño adoptado. Que la situación en la que se encuentran actualmente sea mejor que la que tendrían que vivir en caso de no ser adoptados es, como mínimo, discutible, porque no debemos valorar únicamente las condiciones económicas. Y la dureza del proceso, de verse privados de todo lo que tenían, de lo que era suyo, su vida, para pasar a vivir, no poco tiempo, sustentados únicamente con la promesa de una vida mejor, no es ni mucho menos despreciable.

En cualquier caso la adopción es, como mínimo, el segundo abandono que nuestros hijos sufren en sus vidas, porque para ellos marcharse del lugar donde viven, separarse de sus compañeros, de sus cuidadores, supone un nuevo abandono. Y tardan mucho tiempo en sentir la seguridad y el arraigo suficientes para confiar en que esta nueva situación va a ser definitiva en sus vidas.

Por supuesto, creo firmemente que la vida de mi hijo mejora con el hecho de tener una familia, en la misma medida en que la mía, mi vida, mejora con su presencia. Considero que es una cuestión de equilibrio, finalmente, que tanto damos y recibimos el uno como el otro pero, repito, con una importante diferencia: él no lo escogió.

quarta-feira, 9 de dezembro de 2009

Frenesí devorador

Una sensación que podríamos definir así es lo que me ataca con la llegada de la Navidad.

Prometo que aborrezco el mazapán, que el turrón, a excepción del de chocolate, es algo a lo que no le encuentro la más mínima razón de ser, que los polvorones me producen asfixia solo con nombrarlos pero...

Pasado el día de la Constitución, año tras año, se apodera de mí una especie de monstruo devorador de dulces navideños y mi más profundo deseo es llegar a casa de mi madre y zamparme todo lo que se me ponga por delante (en lo que a dulces se refiere, aclaro).

Menos mal que el gimnasio no cierra en vacaciones.

quarta-feira, 2 de dezembro de 2009

Adios

Me he ido.

Te escribo esto para asegurarme de que lo sepas. Temo que pasen los días y que no notes mi falta, así que esta es la manera más segura de que te enteres.

Me he ido. Y no voy a volver, no pienso volver nunca más.

Da igual que no me llames, que no me eches de menos, que no sientas que me necesitas. No me importa que no me busques, que no preguntes por mí. No volveré.

La posibilidad de que mi ausencia te cause un mínimo sufrimiento es razón suficiente.

terça-feira, 1 de dezembro de 2009

Diciembre

Sabiendo de mi natural ateismo, no sé de donde viene esta querencia mía por las fiestas religiosas. Me gustan así, en general, pero de entre todas las fiestas, la que más me gusta es la Navidad.

Por eso, la llegada de diciembre siempre tiene para mí un no sé qué de festivo, de ilusionante. Y este año mucho más, porque nos toca pasar la Noche Buena en casa de mis padres, junto a mis hermanos y sobrinos.

Y además, estoy de aniversario: dos años de nueva vida, ya.

Disfruten de este diciembre que empieza como tiene que ser, con frío, agua y viento.